19.8.06

¡Partieron!

¡Partieron!

No hay nada más entretenido en la hípica, sobre todo cuando se concurre ocasionalmente, como observar a los caballos cuando se conducen a los “cajones de partida”, perdónenme lo expertos sin no se les denomina así.

Unos están por entrar al sitio de la largada y se dan varias revueltas, se encabritan, tratan de devolverse en medio de la preocupación de jinetes, asistentes y preparadores. Otros más dóciles, cancheros diría yo, se colocan frente a la pista de inmediato sin hacerse de rogar y solo esperan que se abran las puertas para salir al galope de inmediato.

Cuando falta bastante para cumplir el primer año de la actual administración presidencial, en las pistas políticas, y con ello no quiero menospreciar a los nobles equinos, está ocurriendo algo similar al inicio de una prueba hípica.

Algunos candidatos se dan vueltas y volteretas varias, mientras sus preparadores les instan a meterse en el cajón de partida a una carrera en la que aún le faltan más de tres años para que sea largada. Pero como los jinetes están preocupados que el tiempo se haga corto, llaman a “prepararse”.

Coincido con el Presidente del partido socialista el senador Camilo Escalona que lo mejor sería que los tapados, los que ya están corcoveando a la entrada de los cajones asuman, de cara al país, que participaran en la carrera o de lo contrario que salgan de la pista y dejen gobernar.

El mensaje del senador Escalona iba dirigido a los postulantes del oficialismo. Pónganse en el lugar de largada pero dejen que el espectáculo prosiga.

En la oposición no lo hacen mal, Piñera, el eterno Lavín y ahora aparece Allamand, cada cual con su respectivo preparador y gente dispuesta a apostar por su nominación.

En definitiva tenemos un país, al cual los mismos políticos le pusieron la camisa de fuerza de cuatro años de gestión. Ahora, a seis meses del gobierno de Michelle Bachelet, ya le quieren poner como tema prioritario la próxima elección.

Los políticos en lugar de preocuparse de los problemas importantes del país, ocupan su tiempo en discutir y polemizar sobre lo que debe ocurrir en tres años y medio más.

La propia presidenta interviene en la discusión proponiendo un período de cinco años, propuesta que estudia para más adelante, y que, de concretarse, tendría efecto al período siguiente a su actual gobierno.

Declaraciones más o menos, traerán consigo mayores opiniones de los honorables y de las directivas en tanto, ¿quien se ocupa de los problemas reales de la gente?, o cree alguien que nos interesa, en este momento, quien presidirá Chile en el próximo período o si será de cuatro, cinco o seis años.

La falta de sintonía que exhibe la clase política con la sociedad es asombrosa, en términos que los temas en debate no tienen ningún significado para la gente sufrida de la VIII región que busca recuperarse de las últimas inundaciones, o de la desilusión de los habitantes de Chiloé, aunque declaramos, una vez más, que el gobierno procedió correctamente al no desarrollar una obra que costaba al erario nacional casi 1.000 millones de dólares. Tampoco la discusión de las elecciones presidenciales tienen importancia para quienes debaten sobre la educación, la calidad de las viviendas, la falta de trabajo o el aumento del gasto público.

Pareciera ser que este país, en lo político, solo le interesara la reforma electoral, que algún momento esperamos se produzca, o los candidatos a reemplazar a una Presidenta que solo lleva seis meses de gobierno y, a la que a veces juzgamos como si estuviera terminando su período legal.

Entonces saquemos los pingos del cajón y digámosles a los apostadores que la carrera está suspendida, porque el público está en otra.

La gente quiere ver a un país trabajando y concentrado en progresar. Quiere que la agenda ciudadana, las promesas de campaña, se cumplan. Que oficialismo y oposición asuman sus roles con sentido constructivo, por respeto al país y a los mismos electores a los cuales, no lo olviden, solo convocaran en tres años y medio más.



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