6.5.06

¿Integración o desintegración?

Alejandro Pino Uribe. Periodista / Analista político

América vive momentos difíciles en su relaciones diplomáticas en la región, siendo nuestro país, por el momento, un oasis en cuanto a no tener conflictos mayores con nuestros vecinos con la excepción del más que centenario diferendo con Bolivia. Sin embargo los esfuerzos de la diplomacia Chilena ha permitido que las situaciones de mayor tensión, con Argentina el 78, y los esporádicos desencuentros con Bolivia y Perú no pasen a mayores.

Sin embargo no deja de llamar la atención que mientras en otras zonas, concretamente en Europa, se ha conseguido integrar las economías y tener una posición común frente a los mercados más competitivos y a posiciones políticas internacionales, en América el fenómeno es ir más por el camino de la desintegración que por el de la integración.

El sueño de una América unida se desvanece, en medio del caudillismo y el populismo de algunos gobernantes.

Veamos algunos ejemplos Perú sigue teniendo recelos de Ecuador y también con Chile. Hemos escuchado una gran cantidad de descalificaciones, especialmente motivadas por la última campaña presidencial en el país del norte.

Lo que se mencionó como “problema ambiental”, se transformó luego en un diferendo diplomático, entre Argentina y Uruguay, que derivó en una demanda ante el tribunal multilateral de La Haya y, desde el viernes, para el gobierno de Néstor Kirchner la disputa por la construcción de las dos fábricas de celulosa, en el país vecino, que se construyen en Fray Bentos es “una causa nacional”

Ante unas 30.000 personas, Kirchner, con la asistencia de 19 gobernadores, todo el gabinete, la cúpula de la CGT y varios “opositores amigos” le escucharon prometer que no abandonará el reclamo de quienes temen una contaminación masiva del río Uruguay si las plantas se construyen y comienzan a producir.

Por su parte en Brasil El Presidente Lula recibe fuertes críticas, especialmente de la oposición a su gobierno, luego de la cumbre en que participaron Bolivia, Brasil, Argentina y Venezuela representados por sus respectivos gobernantes, para analizar la decisión del Presidente Evo Morales de nacionalizar los hidrocarburos.

El mandatario brasileño, concluida la cumbre de Puerto Iguazú, declaró: "Bolivia tiene derecho a pedir un precio mayor para el gas y Petrobras a pedir un precio que sea justo para sus consumidores".

"Hay personas que creen que hay que ser duro para resolver el problema, creo que se resuelve mejor siendo cariñoso. Bolivia es un país pobre que necesita sustentarse del gas. Somos un país rico al lado de Bolivia. Bolivia necesita ayuda y no arrogancia".

En realidad Bolivia ha ejercido un derecho soberano como país. Su nacionalización no es una expropiación, pasa por establecer un nuevo trato con grandes empresas, privadas como la hispano Argentina Repsol, o estatales como la brasileña Petrobrás.

Pero la tensión derivada del aprovechamiento de los recursos energéticos no ha caminado por el camino de la integración y complementación, entre el país que produce y quiere un precio justo y los que tienen dinero y necesitan hidrocarburos y también buscan un precio justo.

Venezuela ha retirado su embajador de Perú, actitud que este último país también había adoptado, acusando al Presidente Hugo Chávez de inmiscuirse en sus asuntos internos.

Curiosamente la actitud del Presidente Toledo, le ha acarreado un súbito aumento de su popularidad que se ha empinado a un 37 %.

El dialogo constructivo no abunda en nuestro continente. Las diferencias del pasado renacen a cada paso y se nutren de mayor distanciamiento en cada palabra. La diplomacia chilena, ante los escenarios futuros, puede jugar un sólido papel de allanar cordura y procurar que la integración americana, no sea una palabra de buenos deseos, si no que una realidad que una esfuerzos, para lograr un desarrollo armónico y permanente para todos los países.

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