22.5.06

El ciclo de Deming

Con toda seguridad el título que encabeza el presente comentario a muchos nada les diga, y sospecho que a los políticos, con honrosas excepciones, les ocurra lo mismo.

Cuando William E. Deming dio conocer en Japón sus teorías relativas al control estadístico de los procesos, como una forma de mejorar la calidad de los productos, además de conocer y satisfacer las expectativas de los clientes, enunció una metodología de gestión basada en la mejora continua, que ha sido conocida como el “ciclo de Deming”.

En Chile parece que el conocimiento de esta disciplina no ha calado lo suficiente, especialmente en la clase política y quienes ejercieron funciones ejecutivas en gobiernos pasados, naturalmente con las excepciones correspondientes, para no cometer el pecado de generalizar.

El ciclo de Deming enseña que se deben aplicar cuatro conceptos base para hacer las cosas bien y a la primera vez. 1° Planificar; 2° Hacer; 3° Verificar y 4° Actuar.

En nuestro país la planificación funciona en la mayoría de los casos, pero cuando se trata de hacer, muchas veces, lo planificado se transforma en una simple anécdota.

Se nos caen los puentes por diseños erróneos, se reparan mal por falta de control y fiscalizaciones oportunas y profesionales.

Durante 14 meses permanecen sin concluirse dos cárceles, una en Antofagasta y otra en Concepción, lo que por el solo hecho de estar detenidas las obras significa una perdida, con cargo al dinero de todos los chilenos. Es más, además, se deberá pagar una indemnización a los contratistas privados, que en el mejor de los casos supera los 37 millones de dólares.

Se entrega hace poco más de un año, con gran fanfarria, la pavimentación de la Alameda, en Santiago, decenas de millones de pesos se cancelan por el trabajo, que ahora resulta está mal hecho.

Un informe de la prestigiosa Universidad Católica señala que habría que hacer todo el trabajo de nuevo. Hoy solo se está parchando para que a la vuelta de algunos meses nuevamente se repita el problema. Allí se debería repavimentar todo de nuevo, según lo indica el informe del Dictuc.

Se nombra un embajador para que represente a nuestro país en Argelia. Cuando llega el beneplácito y debe asumir, las autoridades de la cancillería descubren que el nominado, un político socialista, tiene una orden de arraigo en un juicio por presunto fraude al fisco.

Planificamos, hacemos, pero los dos puntos restantes, del ciclo de Deming, no se consideran para nada. Verificar, no es otra cosa que revisar que lo planificado, al ejecutarlo, arroje los resultados esperados. Esa verificación viene siendo, hace muchos años, una carencia en la gestión del estado.

El cuarto punto dice “actúe”. Vale decir cuando se detecta algún defecto o error en la ejecución de lo planificado, se aplican las correcciones necesarias de manera oportuna.

Parece que esa parte de la lección en política y gestión de gobierno aún no se aprende.

Hace unos años se mal utilizaron en Choapa recursos destinados a generar empleo. El año pasado se repite exactamente la misma falta en la V Región. Verificar y actuar, el tercer y cuarto paso del ciclo de Deming, aún se ignora.

No es mucho lo que podemos esperar, cuando mientras en el senado se discute un proyecto tan importante como el de subcontratación, hay honorables que navegan por Internet sin preocuparse mayormente lo que se discute en la sala.

Pagamos sus sueldos, y el uso de Internet todos los chilenos.

Planificar, hacer, verificar y actuar, es letra muerta.

Es de esperar que con el nuevo Gobierno esta metodología se aplique, y los errores se corrijan. Si así no ocurre, seguiremos gastando dineros del erario nacional, como los 17 mil millones que se han ocupado, en los últimos seis años, en aspirar el polvo de Santiago, sin que sirva de nada.

Deming estará dándose algunas vueltas en su tumba.

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