19.7.13

Tomarse un respiro

El oficialismo necesita tomarse un respiro. Detener tanta declaración y especulación y pensar con calma en el futuro.
Luego de la renuncia de Longueira ha cundido el caos y el desaliento, no es primera vez que una cosa así ocurre en la política chilena, basta recordar lo que pasó al Frente Democrático, luego de la victoria del Dr. Naranjo en unas complementarias. Los liberales y conservadores abandonaron a Julio Duran y se fueron con pitos y cajas en apoyo de Eduardo Frei Montalva, sin condiciones.  
Sigo pensando que la elección presidencial está aún abierta. Nadie quiere hablar de cómo se distribuirán los votos de tantos candidatos, algunos corriendo por fuera y otros que estuvieron en primarias. La gran pregunta es, ¿todos los votos eran de Velasco? ¿Cuántos levantará en primera vuelta MEO?
La sorpresiva renuncia, por razones de salud, de Pablo Longueira plantea hacer todo de nuevo. Hoy, más que nunca, el oficialismo debe unirse y dejar los protagonismos individuales de los presidentes de partido. Las rencillas personales revelan falta de criterio y egoísmo.
Llegar con dos candidatos a primera vuelta será un suicidio político. Pensar en hacer primarias o encuestas para elegir el candidato o la candidata, es pérdida de tiempo y dejará en claro que la UDI y RN, se encuentran en las antípodas ideológicas de lo que llaman “su sector”.
Solo se le pide a directivas y militantes madurez, criterio y sentido real del momento político que se vive, el más complejo desde las contradicciones vitales de Büchi.
Todo parece jugar en contra. Un gobierno exitoso, reconocido internacionalmente y que, sin embargo, no ha sabido proyectar su obra a una ciudadanía que le sigue siendo esquiva en las encuestas.
Las peleas públicas, mediante mutuas declaraciones, del Presidente de R.N. con el Jefe de Estado ya no se pueden ocultar, es una pésima señal para el electorado. El oficialismo está practicando una política de “jardín infantil”, con el debido respeto a los pequeñines que allí se forman.
Pienso que hay dos pasos posibles, uno efectivo y unitario de nombrar una candidata o candidato de consenso,  el otro tirar todo por la borda jugando, en primera vuelta, una primaria que terminó mal y que en noviembre solo podría significar, que los líderes del oficialismo, no saben de estrategia política.