23.6.12

Que si y que no.




La política chilena se ha centrado, lamentablemente, en temas; se dialoga, no se dialoga. Es Bachelet candidata presidencial, sí o no. Siete mil pesos, del sueldo mínimo, que separa la propuesta del gobierno del piso fijado por la Concertación y parte de RN.

Lo primero es el dialogo, donde da la impresión que todos están sordos. Cuando la Concertación dice que sus temas son las reformas políticas, especialmente el sistema binominal, desde el gobierno dicen que les están haciendo imposiciones. El gobierno plantea que el tema son los problemas de la gente.

Un dialogo es para conversar, analizar y argumentar. Un dialogo se produce cuando se tienen puntos de vista diferentes y prioridades de temas distintos, de lo contrario no sería necesario conversar. El dialogo siempre es componente de una negociación, pero los políticos se atrincheran en sus posiciones y descalificaciones.

En definitiva, ni la oposición o el oficialismo, tienen la grandeza suficiente para entender que la mayoría ciudadana está cansada de peleas absurdas que no conducen a nada. ¡Conversen de una vez y ya!

Otro tema es Michel Bachelet, icono representativo del poder perdido, luz entre las tinieblas para aquellos que añoran el poder. Unos se preguntan si la carta enviada a la D.C. anuncia su postulación presidencial, otros creen ver que en sus opiniones al dialogo hay una clara intromisión en la política contingente. Algo de cordura a primado en medio de la calentura cerebral de ministros, diputados y senadores, está claro que una ex presidenta puede opinar de lo que se le ocurra, hasta el Presidente Piñera almorzó este año con ella y con otros ex presidentes, la reunión fue para hablar de temas políticos. Bachelet, al término de la merienda hizo declaraciones parecidas a las que ahora se le cuestionan.

Lo último, es el sueldo mínimo que favorece a unos 800 mil trabajadores, la CUT ha pedido 250.000 pesos, el gobierno ofrece 193 mil pesos, y muchos en RN, y la Concertación habla de por lo menos 200 mil pesos.

Nos dicen que este un país que crece, que tiene pleno empleo, que promueve a los grupos de menos recursos, ¿Es muy difícil que los empleadores abran un poco más la billetera a una mano de obra que igual resulta barata?

¿Que si y que no? Es el sino de la política chilena.