19.4.12

Hora de cambiar

El escándalo que provocó el capítulo de la asignaciones para gastos de los senadores de la República, dos millones mensuales de aumento per cápita, abrió la polémica en torno a sus funciones y su permanencia en la “Cámara Alta”, donde las caídas duelen más que en la “Cámara Baja” de los diputados, que pasaron piola, pese a que sus asignaciones también fueron reajustadas a inicios de año.

En el aumento de las asignaciones de gastos hay dos miradas, la primera se refiere a una comparación; una circunscripción electoral es mayor que un distrito electoral. La primera se refiere a “los padres conscriptos” como se les denominada antes del 73, ahora ni hablar de “conscriptos”, porque suena a militar. Lo de padres podía pasar, aunque muchos ya pintan para abuelo, por las veces en que han sido reelectos. La segunda mirada corresponde a la justificación del aumento, en el sentido que se deben recorrer más kilómetros y atender a mayor cantidad de personas, pero las sospechas van por el lado de las circunscripciones pares que van a elección pronto. Algunos críticos estiman, que esas asignaciones, ayudaran al “clientelismo electoral” más que a constatar lo bien o mal que están las comunidades que representan.

El acuerdo de subir las asignaciones, comisión especial mediante, fue absolutamente transversal. Las ideologías quedaron fuera cuando del bolsillo se trata. El dinero unido jamás será vencido.

Pero no faltó un diputado aguafiestas, Guillermo Teiller. Se debe reconocer que los comunistas promueven un estado de pobreza permanente, y esa forma de vida parecida al anacoretismo, les ha acostumbrado a vivir con menos dinero. La propuesta a los senadores de parte de Teiller fue que se bajaran el sueldo a dos millones y medio de pesos. Les quedará bien, señaló el diputado, tomando en consideración muchos chilenos viven con un sueldo mínimo de 172 mil pesos.

Bueno, ante tanto gasto, a lo mejor es hora de renovar la mitad del senado, no reeligiendo a los mismos de siempre. Ha llegado el momento de cambiar caras que ya se han añejado, por rostros nuevos, diputados que estén dispuestos a mantener su espartana actitud, de acuerdo a lo crítico que han sido con los senadores.