22.12.11

Q.E.P.D

Nunca, que yo sepa, una carta de condolencias había remecido el ambiente político como la que Guillermo Teiller, Presidente del Partido Comunista de Chile envió a Kim Jong Un, heredero dinástico del gobierno marxista de Corea del Norte, hijo del dictador Kim Jong Il, fallecido la semana pasada, y a su vez hijo de Kim Il Sung, también llamado el Presidente Eterno.
Las dinastías comunistas son como las antiguas monarquías, se heredan de padres a hijos o de hermanos a hermanos como en Cuba.



No debería llamar mucho la atención este tipo de inconsecuencias, salvo que la mentada carta no es una misiva protocolar, que podría entenderse, dada la afinidad que el PC tiene con las dictaduras que se rigen por la doctrina marxista leninista, hay allí contenidos políticos y un trato y familiar. Al sucesor de Kim Jong Il se le trata de camarada y al dictador fallecido de compañero, además de la monserga del imperialismo norteamericano y la unificación de las dos Coreas.
Sin embargo, en el partido comunista chileno, están apareciendo nuevos líderes que son capaces de usar pirsin en la nariz y manejar un lenguaje del siglo XXI, no de la guerra fría, como la carismática dirigenta de la FECH, que esta semana declaraba a propósito de la misiva: “Me choca, y merece una autocrítica. Creo que fue un error y también lo están discutiendo como tal en el partido”.
Me imagino que, a Camila Vallejos, le resultaría muy difícil organizar una manifestación en Pyongyang, capital de Corea del Norte, donde nadie se puede oponer al gobierno único y hereditario, donde los gobernantes no se eligen, se designan con varios años de anticipación, ahora asumirá el “camarada Kim Jong Un”, como le llama el Diputado Guillermo Teiller.
Esta forma de sucesión de los comunistas en Corea, no debe extrañar, el fallecido Kim Jong Il, había sido designado sucesor de su padre ya en 1980.
El Secretario General del PC., Lautaro Carmona declaró el jueves: “como partido no tenemos ni un seguimiento ni una copia del modelo de Corea del Norte, ya que en Chile se enfrentan otras realidades y prioridades”.
Pienso que hay que ser muy ciego para no ver que en Corea del norte hay una dictadura que se sucede de padres a hijos. Para el P.C., cuando ellos gobiernan, es ético y permitido que los cargos se hereden entre familiares, o como en Cuba de hermano a hermano, porque así lo quiere el pueblo, un pueblo que no vota. Es legítimo que solo exista un partido político, que la prensa esté amordazada, no exista disidencia, ni protestas en las calles.
Es legítimo que disparen a matar a los disidentes que querían escapar de Alemania Oriental. Es legítimo recibir como exiliado a un dictador y violador de derechos humanos como Honecker
Se sabe que Teiller dio explicaciones directamente al Presidente de la DC., Senador Ignacio Walker. Debe recordarse que, como partido concertacionista, el PDC tiene un acuerdo, pacto por omisión, que permitió que el PC eligiera tres diputados, si no se renueva ese acuerdo para las próximas elecciones, lo comunistas no tendrían los votos necesarios para seguir en el parlamento.
En definitiva lo que se ha querido mostrar como una carta protocolar, no fue una buena estrategia, más aún si el PC. Chileno dice no tener ninguna relación con el Partido de los trabajadores, la versión comunista inventada por Kim Il Song, con un agregado ideológico que se conoce como “Juche”, una manera de creer en sus propias posibilidades, la autoconfianza que ha llevado a Corea del norte a transformarse en una nación hermética y misteriosa.
Los que tenemos muchos años en el análisis político, recordamos otras truculencias, como el famoso complot de Colliguay, en el gobierno de Gabriel González Videla, donde el dirigente Domiciano Soto, militante de esa colectividad y el dirigente socialista del sector bancario Edgardo Mass, fingieron un secuestro, con el fin de hacer caer al gobierno radical, eso incluso se podría justificar, dado que fueron perseguidos encarnizadamente en esa época, pero con ese gesto dañaron, de manera irreversible, al movimiento sindical que dirigía el emblemático y recordado dirigente Clotario Blest.
En las semanas que vienen, el P.C. chileno tendrá que recoger caña porque, al final del anzuelo, hay muchos cadáveres, con los cuales sus propios militantes no quieren, ni por una condolencia, sentirse involucrados.