25.7.09

El discurso del malestar (I Parte)

En 1979 el Presidente de Estados Unidos James Carter dijo un discurso dirigido a todos los norteamericanos.
Ha sido recordado, en ese país, en un editorial del New York Time este mes. Lo menciono porque, pese a que han transcurrido más de 30 años que fuera pronunciado, adquiere vigencia en nuestros tiempos y en este momento en Chile
.

Estamos iniciando una campaña presidencial y parlamentaria donde las descalificaciones, los dobleces, mentiras y traiciones, son parte de la manera de hacer política. Ya es tiempo de decir ¡basta! No envenenemos más el alma de los chilenos. Que afloren los argumentos inteligentes, las propuestas realistas. Dejemos de lado la imaginación y la promesa de soluciones que nunca se cumplirán.
Es tiempo de dar paso a la verdad. James Carter le dijo a su pueblo en 1979, como si la historia hoy se repitiera: “Gradualmente, ustedes han oído cada vez más acerca de lo que el Gobierno piensa o lo que el Gobierno debería estar haciendo y cada vez menos acerca de las esperanzas de nuestra Nación, de nuestros sueños y de nuestra visión del futuro. Es claro que los verdaderos problemas de nuestra Nación son mucho más profundos, más profundos que las filas para la gasolina debidas a la escasez de energía, más profundas aún que la inflación o la recesión. Y me doy cuenta más que nunca que como Presidente necesito vuestra ayuda. Así, he decidido salir afuera y escuchar las voces de América”
Cuánto quisiéramos escuchar de nuestros candidatos discursos que grafiquen nuestra realidad, nuestras necesidades y las carencias presentes, más que un futuro esplendor.
En su discurso Carter le decía a su pueblo: “Primero que todo, obtuve mucho consejo personal. Permítanme citar algunos de los comentarios típicos que anoté.
De un Gobernador del Sur: "Sr. Presidente, usted no está liderando esta Nación, usted está solamente administrando el Gobierno".
"Usted no ve más a las personas lo suficiente".
"Algunos de los miembros de su Gabinete no parecen leales. No hay suficiente disciplina entre sus seguidores".
"No nos hable acerca de la política o del funcionamiento del gobierno, sino acerca de una comprensión de nuestro bien común".
"Sr. Presidente, estamos en problemas. Háblenos acerca de sangre y sudor y lágrimas".
"Si usted lidera, Sr. Presidente, nosotros lo seguiremos".
Muchas personas hablaron de sí mismos y acerca de la condición de nuestra Nación. Este es de una joven mujer de Pennsylvania: "Yo me siento alejada del gobierno. Yo siento que las personas comunes están excluidos del poder político".
Y esto de un joven chicano: "Algunos de nosotros hemos sufrido de la recesión toda nuestra vida".
"Algunas personas han malgastado energía, pero otros no han tenido nada para malgastar”.
¿No les parece conocido este tipo de argumentación? ¿No nos enseña algo en la manera que se comportan los actores políticos?
Si nada hemos aprendido. Si olvidamos que todos nos cobijamos bajo el mismo cielo y pisamos la misma tierra y seguimos creyendo que los buenos son los que ganan las elecciones y los malos los que las pierden, estamos dejando escapar las lecciones de nuestro pasado.
Vuelvo a citar al ex Presidente Carter: “Nosotros no podemos continuar consumiendo el 40 por ciento más energía de la que producimos. Cuándo importamos el petróleo nosotros también importamos inflación más desempleo".
"Tenemos que utilizar lo que tenemos. El Medio Oriente tiene sólo 5 por ciento de la energía mundial, pero Estados Unidos tiene el 24 por ciento".
Y esta es una de las declaraciones más vívidas: "Nuestro cuello está estirado por encima de la cerca y la OPEP tiene el cuchillo”.
30 años dichas estas palabras y, sin embargo, nos parecen tan cercanas.
Nadie reconoce errores porque somos un país acostumbrado a no perdonar, proclive a condenar, como si fuéramos infalibles. Solo capaces de ver nuestra verdad sin reconocer que esta se comparte.
¡Cuánto quisiéramos escuchar a uno de los candidatos decir cuáles son las virtudes y donde están los defectos! Que nos muestre el país real y que nos haga creer en la voluntad y la fuerza individual, para superar las dificultades.
Un candidato que no se autorretrate como un Mesías y nos diga que es como nosotros y no como un ser único e irrepetible.

18.7.09

Fuga en el siglo XXI

Fue una película favorita de los aficionados a la ciencia ficción. También se le conoce como la fuga de Logan. Según informó la productora Warner, se prepara un remake. Pretende ser mucho más fiel a la novela, escrita por William F. Nolan y George Clayton Johnson, que la película de 1976 dirigida por Michael Anderson.En la campaña Presidencial y parlamentaria el argumento ya se está ejecutando.
Nada mejor para entender la política chilena del siglo XXI que inspirarse en la “ciencia ficción”. El mejor nombre “Fuga en el siglo XXI”. Ya no se trata de el escurridizo Logan que quiere escapar de su destino, donde una saturada sociedad condena a morir a todo ciudadano que cumplía 21 años.
Créanme que este artículo se ha inspirado en la propuesta del Senador Alejandro Navarro que en su programa, de futuro Presidente, ofrece derecho a voto a los mayores de 16 años. Tiene razón su idea si a los 21 ya seremos demasiados viejos.
La política Chilena a entrado en una etapa “gerontológica” precipitando la fuga, de los partidos políticos, de muchos, ante veteranos que insisten en seguir vigentes repitiéndose el plato, una de las promesas que la Presidenta Bachelet no pudo cumplir.
Aquellos que su vida, señalan, la han consagrado “al servicio público”, no quieren dejar cupos disponibles para quienes desean una parte del pastel que se sirve, a lo menos, cada cuatro años.
En la clase política del siglo XXI no se ha respetado la carrera funcionaria de muchos que, esforzadamente, se iniciaron como “Concejales”, “Alcaldes”, presidentes de partidos, todos de los más variados signos. Se hace necesario fugarse al exterior, fuera del circuito acostumbrado. No importan las ideologías, tejiendo las más extrañas alianzas para seguir o alcanzar el poder.
En Chile hemos empleado un nuevo término “descolgados”, grupo conformado en todo el espectro partidario. Luces fugaces que brillaron un momento en la constelación de los grandes bloques y que ante los primeros signos de naufragio tratan de subirse a lo pocos botes disponibles, incluyendo balseros, que navegan en procelosas aguas con olas de menos de 1%, a punto de naufragar.
Curiosamente, fugados, o descolgados, concitan la simpatía de quienes, en el inmenso océano de la democracia, buscan con ansiedad a estos náufragos que amenazan con romper doblajes e integrar alianzas variopintas que tienen a toda la ingeniería electoral, de cabeza, sacando cuentas.
Los números no calzan. ¿Cómo se cortará la torta? Nadie lo sabe porque nunca una coalición gobernante ha tenido más incongruencias. La Presidenta que obtiene el mayor apoyo histórico desde que se iniciaron las encuestas. Un gobierno que supera el 50% de aceptación, pero con una coalición de partidos que con suerte supera el 20 % de apoyo, pierden la presidencia del Senado y de la Cámara de Diputados.
Su candidato presidencial declara que solo apoyará las nominaciones parlamentarias del oficialismo y no a los descolgados, error táctico, ya que si resultan electos, los necesitará para la segunda vuelta imperiosamente.
Muchos de los fugados han sido perseguidos, políticamente, escarnecidos como fracasados, traidores, tránsfugas etc. Ellos no estarán con quienes les han maltratado.
Queda la impresión que los votantes independientes, no los que permanecen estoicamente con los lineamientos, mandatos o dictámenes de los partidos a los cuales, sin pertenecer oficialmente, siguen por la inercia de los años, darán sus votos, probablemente a los valientes que se rebelaron contra las cúpulas políticas. Otros se limitaran ver desaparecer sus cuerpos como en la película que inspira este comentario.
Sin embargo creo que viene una rebelión del pensamiento independiente, aquel que no se cree dueño de la verdad absoluta y de épicos salvadores de la patria. Probablemente seremos testigos de un desenlace diferente donde triunfarán los que creen que las ideas y visiones se pueden complementar.
Vivimos una política de blanco y negro, con perdón de los “colocolinos”. Queremos campañas con soluciones concretas, más centradas en el presente que en las promesas de futuro. Más enfocadas al cómo se cumplirá lo que se ofrece y no a las descalificaciones y desafíos entre candidatos.
Seamos serios porque el “remake” de la Fuga del siglo XXI, lo estrenaremos nosotros en diciembre.

10.7.09

Las oligarquías políticas


La fuga desde los partidos políticos parece ser una constante en esta campaña parlamentaria y presidencial. Hay candidatos, con potencial electoral propio y transversal, que presienten un voto de castigo, hacia las colectividades, que favorecerá a díscolos y descolgados.
Hay dos definiciones de “oligarquía” que parecen calzar con el momento político que vive el país. La primera “Forma de Gobierno según la cual el poder es ejercido por un reducido número de personas”. La segunda “Conjunto de poderosos negociantes que se aúnan para que todos los negocios dependan de su arbitrio”.
Cuando me refiero a las oligarquías políticas trato de explicar el fenómeno de diputados y senadores, que renuncian a los partidos en que militan, en una suerte de ¡sálvese quien pueda!
Se siente en el ambiente el aroma, de una forma de hacer política partidaria, descompuesto que impulsa a rebelarse a candidatos y precandidatos. Los políticos de oficio, en un afán por recomponer las pérdidas, son reemplazados por caras nuevas en esa área, pero añejas y desgastadas en otras. Aparecen los actores de teleserie. Los cantantes y compositores, aprovechando su popularidad, pero sin garantías de capacidad en caso de ser electos.
A la coalición gobernante se le acaba la reserva de buenos candidatos y recurre a los reestrenos. Nuevamente en cartelera los actores del pasado que resucitan con buenos y malos recuerdos. Las caras nuevas para los comandos. La gente joven solo para la parada, por el que dirán.
En la otra coalición, la del cambio, no se aprecian muchos. El comando de Piñera sigue con la misma gente de siempre. Un grupo que no se agranda y que no incluye a figuras diferentes y menos ideas renovadas.
Volvemos a las promesas de futuro sin saber cuándo tendremos un presente, del cual no podamos quejarnos mucho.
Las acusaciones se cruzan, de un lado y de otro. ¡Intervencionismo electoral! gritan muchos. ¡Majaderos! les responden desde palacio. Son las acusaciones y descargos de siempre.
En cada elección, desde que Chile es un país independiente, los gobiernos han favorecido a los candidatos oficialistas, no rasguemos vestiduras ahora, por una costumbre que es parte de los usos de la política. En medio de todo, queda en la retina, atravesado en un lluvioso y frío camino de Chaitén, un bus, de fuerzas especiales de carabineros, que impedía que los “chaiteninos” hablaran con la Presidenta de todos los chilenos.
En la Quinta Región, dos ex, excelentes alcaldes, bajan sus candidaturas, Pinto y Cornejo, para que un cantante sea el candidato al congreso nacional. No tengo nada contra los cantantes, solo es un problema de competencias, capacidades, habilidad para legislar.
La política se ha transformado en una competencia de egos y de pequeños poderes individuales. El Alcalde de Cerro Navia, ex R.N., dice que no permitirá hacer campaña a un candidato porque no designaron al hombre de sus preferencias. ¿Es acaso ese personaje dueño del territorio? ¿Un sátrapa de la política?
Hoy estamos en manos de una oligarquía política, gobierno y oposición, que no nos representa en sus pequeñas luchas de poder. Somos mayoría los no militantes. Son mayoría aquellos que quisieran ser parte del servicio público y que ven que se están poniendo viejos, mientras se “repiten el plato” parlamentarios que ya llevan 20 años en el congreso.
Por dentro o por fuera, la ciudanía que vota, quiere ejercer un derecho más amplio que el que hoy les otorga la oligarquía política. Creo, que los chilenos que se sientan a la mesa electoral del país, no quieren comer el plato único que unos pocos les ofrecen. La comida de la casa ya no sirve, queremos ver la carta, antes que los ingredientes terminen marchándose en las más distintas y variadas direcciones.
Todos deseamos que nuestro voto valga más allá de la mera formalidad de las fiestas democráticas electorales.
Hay que crear conciencia que la democracia es algo más que elegir a un ciudadano que se nos ofrece como la única alternativa.
Si los partidos políticos no cambian su actitud, hay que legislar para que surjan candidatos independientes. Gente con criterio formado y opinión propia, alejada de los grupos de poder, político y económico.

4.7.09

¿Mafia y política?

"Si el senador DC nos va a enviar a 10 diputados a matonearme y cree que nos va a amedrentar, la respuesta es no. No le tenemos miedo al matonaje político. Yo invito al senador DC a calmarse e invito a su comando a que desmienta esa información que no le hace bien a la democracia ni al debate electoral" Marco Enríquez-Ominami.

Hoy no existe en nuestro país nada que se parezca más a la mafia y a los carteles que la Política.
Los padrinos, casi al estilo que caracterizó Marlon Brando, se repiten en la figura de directivos de partidos, e incluso en algunos que se creen tocados por el dedo del destino para ser designados, sí o sí, postulantes a un cargo parlamentario. Esa es la verdad así de clara, lo demás es música.
Nosotros, los electores, tomamos palco aunque seamos los actores principales. Nuestro voto decidirá en medio de esta pelea de gallinero. Lamentablemente las reglas no las pone la ciudadanía, por mucho que los políticos cacareen el amanecer de la democracia. Ellos son los que deciden, con puñaladas en la espalda, con emboscadas o bien arrancándose con el caballo ensillado.
Si no jugamos su juego, si no votamos por algunas de las cartas elegidas entre bambalinas, seremos multados.
¿Inscripción automática y voto voluntario? Mera palabrería. Igual ha ocurrido con eliminar el sistema binominal, se habla pero no se actúa. Oficialismo u oposición no están interesados. La oposición porque tiene sectores añorando el pasado. El oficialismo, porque la formula de luchar contra la exclusión es más rentable, en segunda vuelta, que si la izquierda tradicional sintiera que solo depende de sus votos y esfuerzo, no de pactos con el sector gobernante.
Resulta extraño observar a un candidato presidencial proclamando en Copiapó a un postulante a la Cámara, comunista, opositor acérrimo al gobierno que ese candidato representa.
La responsabilidad, de mantener un sistema electoral anticuado, es de aquellos que quieren proteger a las minorías permitiendo la ecuación política que esta, elige sobre una mayoría. ¿Llamamos a esa manera de actuar democracia?
Vivimos la política de la riñas, descalificaciones y befas. Las ideas son escazas, las propuestas no tienen concordancia. Un solo ejemplo, se promete aumentar, a niveles extraordinarios, salas cunas y jardines, pero no existe en Chile el número suficiente de Educadoras y auxiliares para que esa promesa se cumpla.
Revisen una a una las promesas y verán que las candidaturas nos hablan, en su mayoría, del qué van a hacer, nunca del como lo lograran. La falta de concordancia, que las piezas encajen para que una promesa de campaña pueda cumplirse no se dice ni se piensa.
Así vamos, engañados, sujetos a esa pequeña política de la palabra vana. Suena bien. Nos dicen lo que queremos oír y arrastrados por la palabra inflamada nos consumimos en nuestra propia complacencia.
Nuestros rostros, nuestros hijos, nuestra, familias para el político, con honrosas excepciones, son solo votos que hay que secuestrar, extorsionar, ganar con algunas prebendas y dádivas.
Por obligación profesional veo, escuchó y leo declaraciones, foros y artículos. Algunos insultan la inteligencia humana, la ingenuidad de las personas. Otros utilizan un lenguaje donde la verdad se tergiversa y las palabras se confunden.
Hoy la gente le cree más a las encuestas. Son las que mandan y a larga deciden. ¿Quién nos puede asegurar que no son manipuladas?
Una sola reflexión ¿puede tener un 1% de votación, candidatos que representan una tendencia política que obtiene como, piso en las últimas elecciones, entre un 5% y un 7%?
Hay, sin embargo, algunos dirigentes que mantienen la racionalidad y el respeto a discrepar “Las cosas no se resuelven en términos de orden y desorden. Pensar eso ha derivado en el ciclo de resta en el que se ha introducido la Concertación. Nadie puede pretender que en el PPD se actúe de manera disciplinaria porque hay un senador que tiene simpatías por otro senador que hasta ayer era un prominente dirigente del PS”. Pepe Auth, presidente del PPD.
Si muchos políticos nos engañan, y las encuestan también lo hicieran, entonces encontremos la razón a quienes creyeron, la noche de un 29 de junio, que un volcán submarino y un gran tsunami nos barrería de la faz de la tierra.