18.7.09

Fuga en el siglo XXI

Fue una película favorita de los aficionados a la ciencia ficción. También se le conoce como la fuga de Logan. Según informó la productora Warner, se prepara un remake. Pretende ser mucho más fiel a la novela, escrita por William F. Nolan y George Clayton Johnson, que la película de 1976 dirigida por Michael Anderson.En la campaña Presidencial y parlamentaria el argumento ya se está ejecutando.
Nada mejor para entender la política chilena del siglo XXI que inspirarse en la “ciencia ficción”. El mejor nombre “Fuga en el siglo XXI”. Ya no se trata de el escurridizo Logan que quiere escapar de su destino, donde una saturada sociedad condena a morir a todo ciudadano que cumplía 21 años.
Créanme que este artículo se ha inspirado en la propuesta del Senador Alejandro Navarro que en su programa, de futuro Presidente, ofrece derecho a voto a los mayores de 16 años. Tiene razón su idea si a los 21 ya seremos demasiados viejos.
La política Chilena a entrado en una etapa “gerontológica” precipitando la fuga, de los partidos políticos, de muchos, ante veteranos que insisten en seguir vigentes repitiéndose el plato, una de las promesas que la Presidenta Bachelet no pudo cumplir.
Aquellos que su vida, señalan, la han consagrado “al servicio público”, no quieren dejar cupos disponibles para quienes desean una parte del pastel que se sirve, a lo menos, cada cuatro años.
En la clase política del siglo XXI no se ha respetado la carrera funcionaria de muchos que, esforzadamente, se iniciaron como “Concejales”, “Alcaldes”, presidentes de partidos, todos de los más variados signos. Se hace necesario fugarse al exterior, fuera del circuito acostumbrado. No importan las ideologías, tejiendo las más extrañas alianzas para seguir o alcanzar el poder.
En Chile hemos empleado un nuevo término “descolgados”, grupo conformado en todo el espectro partidario. Luces fugaces que brillaron un momento en la constelación de los grandes bloques y que ante los primeros signos de naufragio tratan de subirse a lo pocos botes disponibles, incluyendo balseros, que navegan en procelosas aguas con olas de menos de 1%, a punto de naufragar.
Curiosamente, fugados, o descolgados, concitan la simpatía de quienes, en el inmenso océano de la democracia, buscan con ansiedad a estos náufragos que amenazan con romper doblajes e integrar alianzas variopintas que tienen a toda la ingeniería electoral, de cabeza, sacando cuentas.
Los números no calzan. ¿Cómo se cortará la torta? Nadie lo sabe porque nunca una coalición gobernante ha tenido más incongruencias. La Presidenta que obtiene el mayor apoyo histórico desde que se iniciaron las encuestas. Un gobierno que supera el 50% de aceptación, pero con una coalición de partidos que con suerte supera el 20 % de apoyo, pierden la presidencia del Senado y de la Cámara de Diputados.
Su candidato presidencial declara que solo apoyará las nominaciones parlamentarias del oficialismo y no a los descolgados, error táctico, ya que si resultan electos, los necesitará para la segunda vuelta imperiosamente.
Muchos de los fugados han sido perseguidos, políticamente, escarnecidos como fracasados, traidores, tránsfugas etc. Ellos no estarán con quienes les han maltratado.
Queda la impresión que los votantes independientes, no los que permanecen estoicamente con los lineamientos, mandatos o dictámenes de los partidos a los cuales, sin pertenecer oficialmente, siguen por la inercia de los años, darán sus votos, probablemente a los valientes que se rebelaron contra las cúpulas políticas. Otros se limitaran ver desaparecer sus cuerpos como en la película que inspira este comentario.
Sin embargo creo que viene una rebelión del pensamiento independiente, aquel que no se cree dueño de la verdad absoluta y de épicos salvadores de la patria. Probablemente seremos testigos de un desenlace diferente donde triunfarán los que creen que las ideas y visiones se pueden complementar.
Vivimos una política de blanco y negro, con perdón de los “colocolinos”. Queremos campañas con soluciones concretas, más centradas en el presente que en las promesas de futuro. Más enfocadas al cómo se cumplirá lo que se ofrece y no a las descalificaciones y desafíos entre candidatos.
Seamos serios porque el “remake” de la Fuga del siglo XXI, lo estrenaremos nosotros en diciembre.