7.12.07

Cambio de gabinete.


La primera señal de reestructuración ministerial la entregó la sorpresiva renuncia del ex vocero del Gobierno, Ricardo Lagos Weber. No hay otra motivación para su retiro voluntario, luego de más de veinte meses, que sus legítimas aspiraciones de competir a un cargo de elección popular, probablemente candidato a senador por la V región costa, o la primera Región donde disputaría el cupo que ocupa el ex PPD Fernando Flores.

El cambio de gabinete se produce siempre para dar señales, a veces en una sola dirección, señal política de la coalición gobernante con golpes de timón en la dirección superior del estado y, en otras oportunidades, en una combinación mixta, como es sacar del gabinete a quienes aspiran a cargos parlamentarios junto a los ministros que no están bien evaluados en su gestión.

Difícilmente se produce por una crisis política mayor. Cuando algo grave ocurría se titulaba en la prensa “cayó el gabinete”, lo que normalmente significaba que varios ministros dejaban su despacho y se provocaba un movimiento mayor.

Si el transantiago, solo provocó la caída de un ministro, es difícil que, salvo que muchos miembros del gabinete tengan aspiraciones electorales, los cambios anunciados entre bambalinas, provoquen una caída en forma, del equipo que acompaña actualmente a la Presidenta Bachelet.

La clase política, sin embargo, algo espera sobre el particular y se hacen todo tipo de suposiciones. La llegada de Francisco Vidal a la Moneda ha creado una escenario político complejo, donde los dardos, a un hombre profundamente ligado al “laguismo”, han llegado directamente de la Democracia Cristiana que mira con desconfianza el pasado de quien ocupara las carteras de Interior y Secretaría General de Gobierno. Según el jefe de Bancada de los diputados D.C., el diputado León, observarán con mucho cuidado el desempeño de Vidal.

En una entrevista publicada el viernes, en el diario “La Segunda”, Francisco Frei Ruiz Tagle, refiriéndose a la nominación dijo “Yo tengo mucho respeto por las atribuciones de la Presidenta de la República. Ricardo Lagos Weber fue un muy buen vocero, en su tiempo Vidal también fue un muy buen vocero, pero si yo tuviera que tomar una decisión a lo mejor no habría sido la persona que nombraría, por todas las suspicacias que provoca respecto al futuro político. El tiene una legítima relación con el ex Presidente Lagos, y hay gente que ya ha interpretado de esa forma su nombramiento. Si de mí dependiera yo no lo habría nombrado, no por razones personales, sino porque son legítimas ciertas aprensiones que se han planteado”.

Un cambio de gabinete esta sujeto a muchas condicionantes. Por mucho que se diga que es facultad privativa de quien ejerce la Jefatura del Estado, los partidos que sustentan una coalición de gobierno también presionan y el caso Zaldívar pondrá a prueba alineaciones en la D.C., que en un futuro cercano influirán en algunos ministerios. Si es expulsado, las reacciones llevaran a tensar las relaciones políticas de la concertación, en tanto que la oposición fustigara al oficialismo sin compasión.

Belisario Velasco, por su parte, sabe que no cuenta con el apoyo incondicional de Soledad Alvear, ya proclamada en Talca como Precandidata presidencial y quien repostulará a la dirección del partido. Esa situación presiona sobre el gabinete, especialmente en quien oficia de jefe del mismo.

Todos quienes tienen ambiciones políticas son parte de este juego de poderes y de consejeros que dicen tener la mejor receta. Con la ingenuidad seráfica que tiene Joaquín Lavín ahora declara “no importa si (el ministro) es del partido A, B ó C, ojalá tampoco importe si es de la Concertación o la Alianza, tenemos que llegar a un Chile distinto en que se pueda elegir en el Gabinete a las mejores personas”. ¿Quiénes son las mejores personas, en un mundo donde todos se creen mejores personas?

Lamentablemente no hay Chile diferente, cuando una minoría se dedica a la política y una mayoría esta desencantada con ella. Todos hablan de cambio de gabinete y cada cual tiene su receta con los nombres más adecuados, creyendo que las personas son lo único importante y no la ejecución de los programas y las promesas de campaña.

El viernes el senador (P.S) Alejandro Navarro declaraba: ““Hasta ahora uno de los espacios de encuentro entre quienes integramos la Concertación está o estaba en el Parlamento. Sin embargo esta contradicción entre reimpulsar el cambio o conformarnos con administrar lo que podemos ha quebrado la mayoría que tenemos y ello ha alterado el programa, porque al final terminamos sacrificando algunos temas del programa y terminamos aceptando otros que no estaban, pero que son aquellos donde la derecha está dispuesta a apoyar porque también le interesan”.

Aunque un gabinete cambie mil veces el país seguirá, igual, mostrando una lucha cruel de poderes y ambiciones de unos pocos, que se revuelven en el mismo lodo de una política que no logra madurar.