4.11.06

El clientelismo en la política


El tema de Chiledeportes ha golpeado duro al conglomerado oficialista, especialmente, porque militantes de sus partidos, de una forma u otra, aparecen involucrados en el escándalo.

La oposición, ha atacado implacablemente el flanco débil que muestra la concertación. Nos es primera vez y los más pesimistas señalan que no será la última, en que el gobierno y los partidos que le sustentan política y electoralmente, sean enfrentados a situaciones de corrupción.

Lamentablemente, parece, nadie pone el dedo en la llaga.

Son muchas las oportunidades en que los mal llamados funcionarios públicos, meten las manos en el dinero fiscal. Esos “funcionarios” han arribado con las sucesivas administraciones, no por el mérito de sus conocimientos y competencias, más que nada, como pago por “favores concedidos” a políticos profesionales.

El verdadero funcionario público, que lleva muchos años en la administración fiscal, nada tiene que ver con algunos “picantes” como los denominó el ex presidente del PPD, Jorge Schaulsson, por lo cual no se les puede poner en el mismo saco.

Pero, definitivamente, el hilo se sigue cortando por lo más delgado, nadie quiere enfrentar la realidad del problema. En Chiledeportes el origen del problema pasa por la interferencia política en la aplicación de los recursos.

Nada se saca con pedir la renuncia a todos los directores regionales del organismo. Primero no todos tienen un desempeño igual. Segundo, solo a dos o tres se les ha comprobado actuaciones irregulares. En lo personal debo defender a Miguel Ángel Cuadros de la IV región porque nada indica que tuviera un comportamiento reprochable, además, solo demostró eficiencia y dedicación a las tareas que le fueron encomendadas.

La guillotina tiene que funcionar más arriba, en los decisores. Aquellos que no cumplen con las responsabilidades inherentes a sus altos cargos, no supervisan, no controlan la gestión. Pero allí llegamos a una “clase política” que parece intocable.

Detrás está la vieja práctica, de la cual muy pocos están excluidos, el clientelismo político, donde los parlamentarios, diputados y senadores, salvo honrosas excepciones, presionan para colocar en diversos cargos a sus “operadores políticos”. Son aquellos que les consiguen los votos.

Y hay senadores y diputados que presionan a las autoridades para que se nombre a zutano o merengano, no por sus merecimientos o competencias, solo porque es una persona que conviene a sus intereses.

La mejor muestra de transparencia y probidad, palabra que la política hoy usa como parte de un nuevo evangelio, en que pocos creen, es generar una ley que impida, explícitamente, a los parlamentarios intervenir como gestores o promotores de personas o grupos, solo porque son afines a sus intereses particulares. Atrévanse y estoy seguro la ciudadanía se los sabrá reconocer. Dejen de presionar para que se nombren, notarios, jefes de servicio. Dejen de presionar para que los concursos para cargos públicos finalmente se le asignen a alguna persona de su preferencia.

En definitiva hagan en el congreso lo que tienen que hacer, legislar y fiscalizar cuando corresponde.

Así evitaremos que sigan apareciendo personajes como Andrés Farías, ex jefe de gabinete de la dirección metropolitana de Chiledeportes: "Yo soy PPD. Cuando yo pienso, pienso como PPD, no como demócrata cristiano, no como radical. Entonces claro, a lo mejor ése fue el error, porque si yo hubiera puesto a todos los parlamentarios, ¿qué hubiera pasado?".

"Fue un error que sepultó mi carrera. Mi carrera profesional y política, yo soy administrador público", afirmó el ex funcionario de Chiledeportes. "Cuando uno está en esto, sabe cuáles son las reglas. Y esas son las reglas"

¿Nunca se le ocurrió, a Farias, que también en este país se puede pensar como chileno?

La pregunta es, las reglas son “si te pillan estas despedido”. Espero y confío que las reglas de la política no sean esas como, aparentemente, alguien se las enseñó al señor Farías.

El tribunal supremo del PPD resolvió, sobre este caso en particular: “El señor Farías Astorga, a contar de hoy viernes 3 de noviembre, no goza de la calidad de militante del Partido Por la Democracia, fundamentalmente por sus actos y dichos del día de ayer que todo Chile pudo ver a la salida de fiscalía, los que son reñidos con el comportamiento de cualquier militante del partido”.

Pero tengan por seguro que no rodará ninguna cabeza importante. Que los parlamentarios que, presuntamente, aparecen como involucrados, saldrán libres de polvo y paja y así la política chilena sepultará, una vez más, sus muertos en silencio y sin testigos.

A poco andar, diputados y senadores, con las excepciones que, afortunadamente aún existen, volverán a golpear las puertas de Intendencias, Gobernaciones, Municipalidades y Seremías, para recomendar a su “operador político” de turno.

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