7.3.09

Crisis económica y responsabilidad política

La crisis económica de carácter mundial ya está instalada en nuestro país. La situación que se vive, probablemente, puede tener un lado bueno convertirnos en seres más prudentes como consumidores. Más exigentes, como ciudadanos, con gobernantes y legisladores.
Ya no seremos los mismos.

Si alguien cree que en esta columna lanzaré dardos contra quienes nos gobiernan y les culpare de todos los males y apreturas, que la crisis mundial nos hace padecer, se ha equivocado.
Chile es uno de los países mejor preparados para enfrentar la tormenta que arrecia arrasando mercados y bolsas por todos los continentes. Cuando todos pedíamos que el gobierno y su ministro de Hacienda abrieran la billetera por la bonanza del cobre, nada ocurrió. Firmemente respaldado por la Presidenta Bachelet, el Ministro de Hacienda Andrés Velasco, mantuvo su posición de ahorrar para los tiempos de vacas flacas. Hoy todos agradecemos contar con fondos que respaldan, en la medida del tamaño de nuestro país, las necesidades más urgentes de la brusca frenada de nuestra economía.
En este marco los políticos tienen que actuar con rapidez y tanto gobierno como oposición deben gobernar y legislar con gran madurez cívica. No se trata de sacar ventajas políticas de un lado u otro, especialmente cuando este año enfrentaremos elecciones parlamentarias y presidenciales.
El gobierno ha sido agresivo, en el buen sentido de la palabra, para discurrir medidas eficientes, oportunas y de impacto inmediato en el bolsillo de las aproblemadas familias de los sectores más vulnerables.
El Banco Central tiene que hacer lo suyo y dar señales que permitan aumentar, responsablemente el consumo y marchar hacia niveles de crecimiento económico mejores. Se tendrán que promover cambios que eleven la eficiencia de nuestra economía.
No hay que olvidar que entre 1997 y 2007, sin crisis nuestro crecimiento promedio no superó el 3,8 %
Sin embargo, previamente, hay mucho aún que se debe hacer. La Presidenta ya señaló que si es necesario vendrá otro paquete de medidas. Me atrevo a sugerir un mayor apoyo hacia el sector pasivo a quienes no se les ha cumplido algunas promesas, como anular el porcentaje que pagan por la salud. Está el grupo de empleados públicos a contrata, que también han quedado fuera de toda ayuda económica pese a tener cargas familiares. No hay bono para ellos.
Medidas que permitan disminuir la morosidad tributaria que puede contribuir a mejorar la recaudación fiscal.
Es importante también que los administradores de las empresas del Estado, se preocupen de pagar con oportunidad los miles de millones de pesos, especialmente en el área de la salud, que adeudan especialmente a las PYMES.
Se han hecho muchos llamados para no aumentar la cesantía. Los políticos critican a la empresa privada por el desempleo olvidando que el 80% del mismo, en todo el país, proviene de las Pymes a las cuales el propio Estado les adeuda grandes cantidades de dinero.
Desde el punto de vista del ejecutivo se ha actuado con oportunidad e inteligencia, pero quienes ejecutan esas políticas, los administradores de las empresas del Estado, no siempre están a la altura.
Las pérdidas de EFE, de ENAP o el Transantiago, entre otras, van más allá de un crisis mundial como la que soportamos, hay allí mala gestión. Nuestro país no puede permitir que los recursos se dilapiden en miles de millones de dólares.
Frente a la economía vacilante y al manejo irresponsable que, en las grandes naciones, hicieron empresas financieras codiciosas, solo tenemos que actuar con prudencia y sentido de unidad. Es esta una tarea difícil en un a país que, cuando enfrentamos elecciones, pensamos en la ventaja pequeña e inmediata y los votos que pueden restar o sumar. Debemos actuar con madurez y sentido de responsabilidad, pensando en los grandes intereses del país y en la inmensa mayoría ciudadana que no participan en la política partidaria. No es el momento del populismo irresponsable.
Mérito de la administración Bachelet ha sido no caer en ese estilo, pese a los tironeos de algunos dirigentes oficialistas.
Algunas señales indican que esta crisis, pese a la fragilidad de los mercados, puede durar menos de lo que se ha anticipado, ojalá así sea.