Cómo viene la mano.
Las dos últimas encuestas, CEP y Adimark, y el cumplimiento de 40 años del pronunciamiento militar, o del golpe según el senador Udi Hernán Larraín, o de la dictadura según el Presidente Piñera, hay otro “golpe” en política. La evaluación de las dos principales coaliciones en la última encuesta llega en empate a un 22%.
Frente a las próximas elecciones – Cores, Congreso Nacional y Presidencial – en el marco de voto voluntario, augura una concurrencia difícil de predecir en las urnas. La política y la delincuencia, no es una comparación, son algunos de los aspectos que más aparecen desacreditando a quienes pretenden representarnos en diferentes áreas del Estado de Chile.
En lo referente a los 40 años muchos se erigen como jueces de lo que ocurrió y en el país se ha mostrado una parte de la historia, no el origen de la perdida de nuestra democracia y ello siembra confusión en los que no vivieron directamente los 1000 días de gobierno de la U.P.
Fue la clase política la que no pudo construir acuerdos, cada uno en su trinchera. Fue la soberbia de quienes solo obtuvieron un 36,6 % de votos, gestando cambios que la mayoría de los chilenos de ese tiempo rechazó.
La política, sigue siendo fuente de la polarización que el país vive, lo provoca una amenaza cuando la ciudadanía, tiene la facultad de votar o no sin que esté obligada.
Si la concurrencia a las urnas es muy baja, el parlamento, el gobierno regional representado por el Core, y el de la República, no tendrán el sustento necesario y la representatividad que otorgan las mayorías ciudadanas. Serán obviamente legítimos pero tendrán que prestar atención a lo que todos sabemos pero nadie reconoce, repetición de nombres y verdaderas líneas dinásticas, en la izquierda, el centro y la derecha.
Desorden absoluto para ser parte de las reformas, que la clase política introdujo, como las primarias, donde faltó establecer su obligatoriedad, solo voluntarias y vinculantes, revela una falta de compromiso con la democracia.
Los 40 años y todo lo que representó para uno u otro lado, dolores y quebrantos, no hay que olvidar que eso será difícil que se repita, con la segunda vuelta presidencial, nunca más la minoría gobernará a una mayoría.
Por ello es necesario votar, así sea nulo o blanco, pero la ciudadanía debe demostrar que el fundamento de una democracia estable es el voto.