27.11.10

Política de verdad

Uno de los aspectos que ha desprestigiado a la política chilena y que a denominado a quienes son parte de ella como una clase aparte, incluidos prebendas y arreglines, actos corruptos y malos ejemplos ciudadanos, es el hecho que no siempre sus actividades son revestidas de seriedad, estudio y ecuanimidad, más allá de la legítimas diferencias de opinión.
Estamos entrando en una zona en que la política debe orientarse hacia objetivos que hagan de esta función algo serio. Política de verdad, no de conventillero, que se queda en declaraciones de principios arraigados a historias pasadas o en definiciones con apellidos, izquierda o derecha, que parecen bastante obsoletas.
La reforma educacional, sistema binominal, inscripción automática, voto voluntario, voto de chilenos que viven en el extranjero, son asuntos serios, capitales para una democracia. Sin embargo, si la discusión discurre tratando ser consecuentes con los apellidos y las viejas banderas del pasado, querrá decir que los políticos profesionales viven en el siglo pasado.
Algunos siguen atacando a Pinochet y otros defendiéndole. La izquierda sigue pensando que el General puede ser mencionado como un baldón que desacredita a quienes apoyaron su gestión de gobierno. En el otro lado piensan que la izquierda sigue representando los principios estatizantes de la Unidad Popular.
Cayó hace rato el muro de Berlín y una de las dictaduras criminales que representaron la otra cara de la medalla de la izquierda marxista. Nuestro hermano mayor, como le llamó en Salvador Allende, terminó en la hoguera ideológica de sus propios errores, en un pira donde se consumió la órbita de todas aquellas naciones del pacto de Varsovia.
Como ocurrió en Chile, los cambios se hicieron pacíficamente. Ni barricadas o sangrientos enfrentamientos. La sabiduría ciudadana, menos calenturienta que la política, empujó los cambios y fundió en fraternales abrazos a naciones, por muchas décadas divididas, atomizadas, como consecuencia de la segunda guerra mundial y de la propia guerra fría.
En política, el ciudadano tiene derecho a una mayor participación. Es la militancia activa, no necesariamente en un partido o ideología determinada, la que puede manifestar en el voto. La inscripción automática y el voto voluntario entregan una poderosa herramienta ciudadana, la abstención. El cuerpo social puede demostrar, negándose a votar, su descontento, ello obligará a los reelectos por varios períodos a cambiar o irse a trabajar, con horario controlado, como lo hace la inmensa mayoría de las chilenas y chilenos.
Se propone introducir cambios en el sistema binominal. Bien pensado. Durante mucho tiempo ha sido esa una bandera de lucha de la concertación, pero en honor a la verdad nunca ha existido la voluntad política, más allá de floridos discursos, de hacer un cambio de fondo. Los políticos, del oficialismo y la oposición, siempre han sacado cuentas en que distritos y circunscripciones pierden o ganan. Cuando hay senadores y diputados que saben que terminado el binominal se les termina el trabajo, y no siguen adelante.
El Senador Andrés Allamand, invitado a un debate en la sede del PPD se los dijo claramente que, nunca, más allá de reflotar el tema han tenido la voluntad política de ir en serio con una ley. Espero que el Gobierno del Presidente Piñera lo haga y que cada cual se saque la careta.
El voto del chileno en el extranjero, a mi juicio, debe ser sin exclusiones. Si algunos están pensando que todo chileno que vive fuera del país es una exiliado allendista y que por lo tanto sumará votos a la coalición de izquierda, se equivoca absolutamente. Los que debieron dejar el país por la fuerza o por el temor a ser perseguidos, viven en países democráticos y de plena libertad. Muchos conocieron el socialismo real, de las delaciones y la policía secreta, especialmente en la Alemania Oriental, por lo tanto saben cuáles son las diferencias, pero la Patria nunca se desarraiga, porque vive en cada cuál, en las historias pasadas de muchas generaciones, en los recuerdos. La chilenidad no se puede probar solo con venir un determinado número de veces al país.
La política de verdad es pensar en todos, con el alma, no con la izquierda o la derecha.

20.11.10

¡Puro pueblo!

¡Soy puro pueblo! Por eso me eligen, exclamó a manera de explicación el Diputado René Alinco luego que fuera sorprendido manejando su auto, en presunto estado de ebriedad. Presunto porque se negó a la alcoholemia que todo ciudadano debe hacer en dichas circunstancias.

El diputado Alinco, celebró con varios tragos por sobre lo normal el que Chile ganara a Uruguay y que, de paso, se despidiera con emoción al entrenador argentino Bielsa. No es la primera gracia del diputado por la zona austral, antes fue sorprendido con una dama en un entrevero íntimo que la justicia no consideró ofensa a la moral, tiene razón no escandalizaba a nadie, quizás por ello no se habló más del asunto.
Pero, ahora, cuando dice ser parte de nuestro pueblo, miente e insulta a quienes dice representar. Hace mucho tiempo que el honorable cambió de clase social. En el sur lo sorprendieron en una camioneta, presumo de su propiedad, en Santiago lo controla carabineros manejando un auto, presumo también, de su propiedad con fuerte aliento etílico.
No es delito tener dos vehículos, una camioneta y un auto. Un sueldo de casi siete millones de pesos, más gastos de representación y otras prebendas permiten tener ese status que nadie le puede criticar, pero de allí a decir que es “puro pueblo” hay una tremenda distancia.
La gente modesta, con la que el diputado quiere compararse, para ganar 200 mil o 300 mil pesos, debe trabajar mucho y naturalmente sus celebraciones se hacen con la solidaridad de varios que, la noche del partido, juntaron algunos pesitos, pero ese pueblo no tiene dinero para comprar un auto y manejar en presunto estado de ebriedad, ese lujo se lo puede dar el diputado Alinco, poniendo de paso en riesgo la vida de quien se cruce por su camino.
Una figura pública, representante de la ciudadanía que lo eligió, sabe perfectamente que la imagen y la conducta que se observe puede ser un buen o un mal ejemplo ante el resto de los chilenos.
Este asunto que tiene un rasgo policial, nos lleva a otros temas de la política contingente y del mundo en que sus actividades se desarrollan.
No puede escapar al escrutinio ciudadano las peleas del último presupuesto, ya tratado la semana pasada. Utilizar la discusión presupuestaria para tomar revanchas políticas fue devolver la mano al oficialismo que utilizó lo mismo, en el pasado, cuando eran oposición a los gobiernos de la concertación.
Los chilenos solo observan estas peleas, guardan silencio, pero naturalmente la balanza electoral se inclina, de uno u otro lado, dependiendo de las señales que la opinión pública percibe.
Otra polémica se instaló al finalizar la semana por las críticas que, en Japón, hizo el presidente Piñera refiriéndose al crecimiento experimentado en los últimos gobiernos. No es bueno utilizar la tribuna de prensa, fuera del país, para hablar de política interna. Las discrepancias son recogidas por el periodismo foráneo, de allí que el Presidente Lagos deslizara fuertes críticas al respecto. Es verdad, Chile hace años no crecía al ritmo que hoy lo está haciendo, sin embargo se debe reconocer que influye la reactivación económica en el mundo, aunque ya hay señales de debilitamiento en el entorno global que, nuevamente, colocan una luz amarilla de lo que pueda venir en los próximos meses.
Chile crece mucho gracias a los proyectos que permiten desarrollar los niveles históricos del precio de cobre y las probabilidades de mantenerse en un mediano plazo. Para cantar victoria aún hay que esperar cómo se comportan las economías norte americana y europea.
“El puro pueblo”, una frontera indefinida entre modo de vida, educación y renta, parece ser a quien la política chilena dirige todos su mensajes, pero quedan en eso, promesas de redención en lo económico, trabajos estables y bien remunerados. Muchas veces “el pueblo”, con una imagen poco clara de quiénes son y dónde están, adquiere rostros dependiendo del prisma político con que se le observa, probablemente seguirá esperando, especialmente cuando quienes dicen ser sus representantes, buscan venganza en las discusiones parlamentarias, o enviando mensajes como que manejar en estado de ebriedad, un buen auto, es ser también “puro pueblo”.
¿Y ellos que piensan? En un libro, un autor, cuyo nombre en este momento no recuerdo escribió, con muy justa razón “No hay malos políticos, hay malos electores”.

13.11.10

¿Para donde cortamos?

Un dicho en el campo, de uso común, cuando existe la duda qué camino tomar, cuál es la mejor dirección para llegar a un lugar determinado, es preguntarse “¿Para dónde cortamos compadre?
Muchos chilenos se deben estar preguntando lo mismo ante el juego que la clase política ha desarrollado en estos últimos días. Acusaciones de intervención en una votación que afecta al futbol, y el rechazo de algunas partidas del presupuesto, pese a los acuerdos solemnemente convenidos.

En una encuesta que publica el diario “La Tercera”, hasta ayer sábado, ante la pregunta ¿Estás de acuerdo con el rechazo al presupuesto de la Segegob, (Secretaría General de Gobierno), por parte de diputados de la oposición y los argumentos para ello?, el 64% de quienes respondieron no estaba de acuerdo con el rechazo y solo un 36 % apoyaba esa posición.
Nada nuevo bajo el sol. Jugar con el presupuesto de la nación, tomar venganzas ridículas, a costa del patrimonio de todos los chilenos, es una vieja jugarreta que revela la calidad de las prácticas políticas en Chile. Nadie está libre de culpa, es la vuelta de mano. No se trata de un acto irresponsable de la Concertación, hoy en la oposición. Es hacer lo mismo que en el pasado, el actual oficialismo, votaba cuando gobernaba la izquierda en nuestro país. Recuerdo la aprobación de un $1 en algunas partidas, como diría un español, solo por joder.
Debemos preguntarnos ¿nuestro país, se merece esta clase de legisladores? Existía un acuerdo, logrado luego de arduas conversaciones entre el oficialismo y la oposición, cada cual cedió la suyo, pero al final, por “quítame estas pajas”, la izquierda se enoja con la ministra Ena von Baer y se toma venganza.
Al final, en algún momento, el presupuesto se aprobará, con recortes más y aumentos en algunas partidas, pero se pierde el tiempo. La discusión política llega a niveles de riña que nada tiene que ver con una democracia moderna.
La brújula se ha perdido, peor, la seriedad de quienes son “nuestros representantes”, queda en claro es la misma que puede tener un payaso en una tarde dominguera de circo barato, sin excepciones.
La postura de la izquierda, es la misma que, cuando gobernaba la Concertación, recibieron de la Alianza. Ahora peor, la votación se pierde porque muchos diputados de gobierno no se encuentran en la sala, la madrugada del viernes.
En definitiva pierde el país, se enrarece la atmósfera y se le falta el respeto a toda la ciudadanía.
Los partidos que nos gobiernan y quienes se oponen a los partidos que nos gobiernan, más que representarnos, mantienen “una pichanga”, a lo Evo cuando juega a la pelota, patadas van y vienen. Como se juega sin árbitro, pasa lo que pasa.
Parece que la clase política sigue sus propios códigos. ¿Cuánto importa la ciudadanía en sus actuaciones?, definitivamente nada. Ya cumplimos con el obligado acto de votar, obligados, bajo amenaza de multa. Llevamos a un sillón parlamentario a damas y caballeros, que, con honrosas excepciones, se olvidan del elector y ejecutan lo que sus propias y bastardas venganzas les aconsejan.
Un motivo cualquiera sirve para crear escándalos y atacar al adversario. En el pasado fue el caso Spiniak, donde se pretendió involucrar a un senador. Recuerden cuando a un menor, otro parlamentario, de manera progresista, le regaló un par de zapatillas, lo metió en un taxi y lo envió a TVN, para que hiciera un declaración basada en mentiras. Ese parlamentario es, ahora, un “honorable” senador de la República.
El tema que ahora les preocupa, parece, es una elección en la ANFP.
Es la misma manera de actuar en el pasado, acusaciones de intervención basadas en rumores, donde nadie se hace responsable de su procedencia. Comisión investigadora para que analice quién lo dijo y se busquen responsables de una supuesta intervención. ¿Se les paga para que pierdan el tiempo de esa manera?, ¿reciben un millonario honorario, para que ejecuten sus particulares venganzas? En nuestro país hay leyes que demoran años en fútiles discusiones. Para hacer política, que solo busca atacarse mutuamente, uso generalizado de formas políticas que son insultos para la ciudadanía, no agrega valor a nuestra tan manoseada democracia.
No se trata de hacer diferencias entre oficialismo y oposición, ambos sectores son iguales.¿Ahora, para donde cortamos compadre?

5.11.10

Chile, un país entretenido.

Escribo este comentario desde Arica; la puerta norte de Chile, mucho de norte poco de puerta. La ciudad se nos ha envejecido. Muchas promesas en cada elección, pero un lento desarrollo posterior.
Ahora los ariqueños viven mirando hacia Tacna, no porque ellos lo quieran, el centralismo los ha dejado sin mucho en que pensar.
Mirando Chile, desde las orillas del morro glorioso, sin embargo, vemos un país entretenido.

Es este país nuestro, un trozo de tierra que lo tiene todo, una caja de sorpresas donde se entrecruzan los sentimientos más dispares y las actitudes más inconsecuentes.
Contemplo como languidece este puerto, de tantas gestas gloriosas, mientras en Santiago se discute si Chile 21 debe recibir los fondos para mantenerse como un centro de estudios, o deben entregarse al instituto Igualdad, porque los Ominami ya no son de la Concertación que acusa tener la patente de lo que se llama “Progresismo”. El platillo se pasa en Europa donde concurrirán, diputados y senadores, olvidándose los temas importantes, los nuestros, los de todos los chilenos, que requieren que alguien, los legisladores, le echen una mano.
El que da las platas para el progresismo, el representante en Chile de la Fundación Friedrich Ebert Stiftung, Albrecht Koschützko, pidió “más criterio y solidaridad” en la discusión por la ayuda internacional. “Los partidos progresistas deben tratarse con más solidaridad, sobre todo ahora que están en la oposición”, dijo Koschützko.
País entretenido es aquel donde Aguiló, PS, y Estévez, PS, se reprochan por los votos que dio en la ANFP, por parte de la Universidad Católica.
Aguiló, que para hacer reproches no se complica, le reclama a Estévez, no solo su voto futbolero, le representa que siendo socialista no ha vacilado en ser director de una AFP, ¿será porque en algo se parece la sigla a ANFP? O puede significar disléxicamente hablando, no a la AFP.
Mientras Arica espera un progreso, que no llegó en los 20 años de la Concertación, pinta para lo mismo, con la Alianza por Chile, Aguiló, critica al Presidente Piñera, porque pilotea un helicóptero de la Fuerza Aérea, y amenaza con pedir un informe sobre el particular.
Aunque Piñera sea piloto de helicóptero, Aguiló cree que es una de sus funciones de parlamentario, hacer esas fiscalizaciones. Para la próxima elección que no elija la Cámara de Diputados, podría presentar sus papeles en la Dirección de Aeronáutica Civil ya que pareciera estar allí su vocación.

Chile es un país divertido, también, cuando la clase política discute si interpela o no a la Ministra de Vivienda Magdalena Matte. Interpelar o no interpelar, emulando a Hamlet, solo falta la espada envenenada de Laertes, o el vino igualmente envenado, por si falla la espada.
No puedo dejar de pensar en el drama de 2Hamlet, Príncipe de Dinamarca”, cuando se teje tanta trama en la política chilena. De país entretenido nos transformamos en país dramático.
La discusión sigue, en un bando, se toma la interpelación como una venganza de ofensas pasadas, y en el otro, como una afrenta que se hace gratuitamente. Todos olvidan que la interpelación seria, documentada y observada con altura de miras, contribuye a la claridad en temas que pudieran suponerse oscuros.
No estamos políticamente maduros, para entender, como otras democracias lo hacen desde mucho tiempo, que los grandes temas requieren de preguntas inteligentes y respuestas del mismo tenor cuando ambos atributos son escasos, todo se transforma en un largo preámbulo de “que te interpelo o que no te interpelo”. Entre esas amenazas se nos ha ido la semana.
Fuera de mi habitación el mar mantiene su rumor cadencioso de olas de orillas. Un poco más allá, las luces de la ex isla del alacrán, parpadean en una tenue neblina de anochecer.
Estoy en Arica, donde a sus habitantes le importa poco si Estévez votó, en nombre de los cruzados caballeros, por la lista de Segovia, y si ha cometido algún pecado capital, en los mandamientos socialistas. Al ser parte del directorio, jugosa dieta incluida, de una AFP. Podría esta ser la Asociación de Futbol Particular y Aguiló le está mal juzgando.
Les importa poco que digan, ahora, que se va a impugnar a Segovia. O que se va Bielsa y llega el “Bichi”.
A los ariqueños lo que les “agobia” ver pasar el progreso, más allá de la frontera, y aquí nada.
Entretenido, nuestro país.