25.9.09

Liquidación por término de giro

Luego de ver el primer debate presidencial queda la sensación, por la cantidad de ofertas, que el elegido para la primera magistratura de la nación gobernará por un decenio.
¿Irresponsabilidad en las promesas o desesperación por seguir en el poder? No hay duda que la racionalidad será más poderosa que la danza de millones de dólares que se comprometen a diestra y siniestra.


24 puntos de rating marcaron el debate presidencial de TVN. Menos que la más mala de las teleseries y, obviamente, inalcanzable para los más de 77 puntos del debate Aylwin – Büchi.
La gente, como le llaman los políticos, sigue enviando el mensaje que siente desprecio por las peleas pequeñas, por las rancias rencillas del pasado, por tanta promesa sin fundamento ni seguridad de ser cumplidas.
No será el más agresivo el electo. Lo será quien se perciba como sincero, eficiente y leal con sus principios y no mostrando oportunismo para ganar votos fáciles. Ello no ocurrirá ante una ciudadanía que tiene más información. El debate electrónico es hoy común y llega más a la médula de los problemas que “la gente” sufre, cosa que la clase política, sujeta a sus códigos y a los compromisos instrumentales, no siempre es capaz de percibir.
El debate del miércoles fue malo y aburrido, acotado por tiempos irreales para desplegar con serenidad ideas de mayor contundencia. Las patadas bajo la mesa solo mostraron que la campaña sigue ensuciándose, pese a las promesas ante el altar católico y el servicio evangélico.
Un dato, no existe el “tribunal de Transparencia Internacional”, lo que si existe es el capítulo chileno, presidido por una ex ministra de la concertación. Es una ONG, no un tribunal.
Sacar el tema de la SVS, ampliamente debatido el año 2007, no suma ni resta, así como lo mismo ocurre con el perdón de Frei a un traficante de drogas, los escándalos del Mop Gate, Chiledeportes, los programas de empleos, las indemnizaciones de los directorios de empresas públicas o los sobre sueldos. Eso ya es pasado. Son acusaciones fútiles que ya el país no quiere.
Si tuviéramos que evaluar el desempeño en un debate, donde las preguntas tenían más tiempo para formularse que las respuestas, me quedo con Jorge Arrate. Mantuvo su discurso y sus convicciones, con tranquilidad y mesura. Su discurso deja en claro que es el único y genuino representante de la izquierda chilena. Para muchos sus argumentos pudieran ser los mismos que conocimos en los años 70, pero sonaron sinceros. No fueron palabras para la galería, tampoco buscaron la conquista de votos fáciles. En el fondo fue el único sincero de los cuatro candidatos.
Por mucho que Frei pose al lado izquierdo de la fotografía presidencial, dado su historial político, no lo decimos en sentido crítico, resulta poco creíble.
Marco Enríquez Ominami hizo su juego. Mostró sus cartas como lo ha hecho en toda la campaña, una visión diferente de lo que él llama “progresismo”
Es incomprensible, al escuchar las respuestas del debate, que no perciban los contendientes que el centro político ha crecido. Cada vez que se promete mejor salud, mejor educación, más programas sociales, pareciera que el mensaje es que los 20 años que ha gobernado el oficialismo los problemas en vez de disminuir han crecido. Eso no es verdad. El país se ha desarrollado pero, en la pecha por ganar votos, se ofrece una liquidación de nuevos programas, algunos bajo la forma de aumento de impuestos, otros por un aumento del PIB que nadie puede garantizar.
Hay una clase media mayor que la de hace 20 años. ¿Qué no lo entienden? Para esa clase media no hay propuestas. ¿Quieren darles bonos a personas cuyas rentas se mueven entre los 400 mil y 700 mil pesos?
La clase media chilena quiere educar bien a sus hijos. Aspira a empleos seguros y justamente remunerados. Los planteamientos de los años 70 que hoy se repiten con un Estado sobre dimensionado, no convencen al independiente de centro. La clase media percibe, un Estado más grande, como fuente de empleo solo para operadores políticos y privilegiados del gobernante de turno. El Estado con mayor intervención, no es tema de esta clase media que desprecia la mala política. Ciudadanos que saben separar la paja, de promesas demagógicas, del grano de lo que mejor saben hacer, trabajar, luchar por sus familias y progresar con el fruto de su esfuerzo y mejores oportunidades.

17.9.09

El derecho a equivocarse

La crítica a Marco Enríquez Ominami recordando una entrevista concedida a dos medios de comunicación hace seis años, nos alerta de lo peligroso que resulta juzgar a las personas a partir de acontecimientos del pasado.
Típico de nuestras costumbres, por eso todavía disputan carreristas con O’higinianos. Balmacedistas con congresistas, o partidarios de la UP con opositores a Allende.


No fue buena la idea de Magdalena Piñera recordar en internet, una entrevista dada por Marco Enríquez a la revistas Cosas y al diario La Nación el año 2003. Error no forzado e indicios de una campaña sucia que, creo, la mayoría de los chilenos rechazan.
Afortunadamente las reacciones fueron positivas. Magdalena se disculpó. El propio Marco se distanció de esas entrevistas señalando que fueron propias de su juventud, con ideas que actualmente no sostiene, lo que parece razonable. ¿Quién de nosotros puede decir que no ha cometido errores en el pasado? Equivocarse forma parte del proceso de madurez que experimentamos en nuestra vida.
Muchas veces escuchamos a personas mayores, que les gustaría tener menos edad, pero con la experiencia del momento presente. Como tal cosa resulta imposible vamos por la vida aprendiendo y golpeándonos.
Las causas que abrazamos van cambiando, con nuevas visiones, aprendizajes, experiencias y consejos. No gusta y menos se cree a quienes dicen que nunca han cambiado, que mantienen sus ideas desde siempre.
El derecho a evolucionar es el que hace progresar a las sociedades en su conjunto. Se comprende a Marco Enríquez Ominami, cuando el mundo real que conoció era absolutamente diferente a su país de origen. El idioma que utilizó, para pronunciar sus primeras palabras, es distinto al que se habla en Chile, incluyendo paisajes, amistades e ideas políticas.
Si antes decía que le gustaría tener otra nacionalidad, respetar una bandera y escudo diferentes, no representa un pecado capital, no le desacredita para que ahora, con mayor madurez, piense diferente.
Si no aceptáramos que esta es una ley de la vida, del sentido común, nos estaríamos atribuyendo una suerte de ser absolutamente dueños de verdades absolutas y todo quien no piense igual está equivocado y es nuestro enemigo.
En política es una práctica común la descalificación y no la razón. Se acoge, se hacen alianzas, a quienes piensan distinto, por conveniencia, por estrategia o porque no hay otro remedio.
Se introdujeron las alianzas instrumentales, que son solo espejismos de una afinidad política que no se comparte.
No se puede criticar a Marco Enríquez, cuando la concertación lleva la candidatura de Eduardo Frei, opositor a la U.P. en su momento y donante económico del gobierno militar. Tampoco se puede criticar a Frei por aliarse con los comunistas.
En la vereda contraria la oposición levanta la candidatura Piñera, opositor al gobierno del general Pinochet, partidario y votante por el no en el pasado.
La candidatura opositora recibe el apoyo de un senador, prisionero en la isla Dawson, en 1973.
Todo lo que indicamos es señal que el mundo cambia, la gente cambia y las alianzas políticas fluyen en todas las direcciones y conveniencias.
Para entender la política hay que conocer los códigos de personajes que miden sus ideas y exponen sus promesas, sacando cálculos en cuanto a los votos que pueden obtener.
Nos quedan algunos meses de campaña y es de esperar que las cosas mejoren en cuanto al tono de las campañas.
Tenemos la esperanza que se piense en los ciudadanos, que en alto porcentaje ven a los candidatos como pugilistas desafiantes, golpeándose cada vez que pueden bajo la cintura y se modere el lenguaje.
La consecuencia, es uno de los valores que la política chilena ha perdido. Se critica porque Aznar viene a dar su apoyo a Piñera, pero nada se dice cuando lo propio hicieron Felipe González, Rodriguez Zapatero o Alfonsin, con candidatos presidenciales de la concertación.
Parece ser que “lo que es bueno para mí, es malo para ti” prima en muchos quienes quieren ser nuestros representantes en una democracia que dista mucho del pensamiento de Lincoln; “El gobierno del pueblo por el pueblo y para el pueblo”, entendiéndose como pueblo a todos quienes habitamos un territorio soberano.

12.9.09

Heredero de la corona

¿Quién hereda la corona y la popularidad de la Presidenta Bachelet? Es una lucha soterrada ante una realidad indesmentible, la popularidad no se traspasa, es transversal como lo demuestra la simple lógica de más de un 72% que obtiene Bachelet, ni siquiera comparable con un poco más del 50% que logra su gobierno.
Los dos corazones de la izquierda en la concertación se disputan los derechos de herencia de un legado que solo el tiempo legitimará.

Dura lucha es la que libran los candidatos del progresismo concertacionista, asumir quién es el legítimo heredero de la obra social de la presidenta Bachelet.
Frei, legitimado por la propia mandataria en sus discursos con apoyo directo al candidato del oficialismo, se declara progresista, de izquierda, además de continuador de la tarea que la actual mandataria ha desarrollado.
Marco Enríquez Ominami, por su parte, dice que el verdadero continuador es él y lo ha sido siempre apoyando la gestión Bachelet desde el congreso.
Ambos candidatos apuntan al mismo objetivo, vestirse, aunque son varones, con el exitoso ropaje político de la presidenta. Este travestismo electoral ha propiciado una interesante polémica, que los votantes de diciembre deben tomarla, con toda seguridad, casi como un chiste.
Desde el comando Frei, aseguran que Marco quiere “camuflarse con ropaje ajeno”. Desde el otro lado de la barda, Carlos Ominami, ex senador socialista, les responde que su hijo representa mucho mejor la herencia de la gobernante, puesto que comparten una misma historia y provienen de un mismo mundo que ha sufrido lo que Pizarro ni Frei ni Burgos han sufrido.
Ominami agrega: “Yo creo que no puede ser la continuidad de la Presidenta Bachelet alguien como el senador Frei, que dijo que el país no estaba preparado para ser gobernado por una mujer. Eso lo dijo el senador Frei y yo se lo rebatí en una polémica que sostuvimos a través de las páginas de El Mercurio en febrero de 2004”
En declaraciones al diario El Mercurio, edición de ayer sábado, Ominami ataca duramente al “freísmo”. “Entonces que él busque situarse en la continuidad cultural y política de la Presidenta me parece a mí que es algo que no calza y esa es la razón por la cual no le está yendo bien y es claramente una candidatura deprimente, alguien que fue un gran privatizador de todas las sanitarias de este país, tiene poco que ver con la continuidad lógica de la Presidenta y menos voceros como Pizarro y Burgos, que se instalan en la condición de administradores de un bacheletismo del cual ellos nunca han sido parte”.

4.9.09

Domingo 13

El próximo domingo 13 se terminan las especulaciones. Ese día se conocerá quién es quién en la carrera presidencial. Las trabajadas y discutidas candidaturas parlamentarias, se unirán, como factor relevante, a una campaña que hasta el momento suma más descalificaciones que propuestas.
Son los aprontes en el ring político. Saltos y fintas con los guantes sobre la cara. Ese día se inicia la verdadera campaña.

La encuesta CEP, la más calificada por la clase política, deja en el escenario presidencial solo a tres candidatos, el resto es acompañamiento o puro simbolismo.
La pregunta es, no menor por supuesto, ¿cuántos candidatos de los que marcan entre 1 y 2 por ciento seguirán en la pelea?
Queda la impresión que Zaldívar no perseverará en su candidatura. Sencillamente su propuesta no encontró eco en la ciudadanía, pese a que la encuesta CEP le muestra en cuarto lugar en atributos, pero su pre campaña fue extremadamente débil.
Hasta el momento Arrate sigue firme como el candidato del Juntos Podemos. Creo que el 1% que muestra es mentiroso. El partido comunista, ahora aliado con la Izquierda Cristiana, siempre ha obtenido sobre un 5% que la encuesta no ha mostrado, no veo razón para que ese piso desaparezca en esta elección.
No hay ninguna posibilidad que la elección se decida en primera vuelta, hay segunda y muy competitiva, incluyendo un escenario diferente donde un candidato alternativo como Marco Enríquez Ominami levanta un cerco complejo sobre el candidato del oficialismo.
Quedan más de cien días de campaña, pero es difícil, no imposible, que las posiciones cambien dramáticamente por lo que se puede anticipar que Piñera y Frei estarán en segunda vuelta.
La clase política afirma que desplegada la campaña de manera oficial las cifras pueden alinearse de manera diferente. ¿Cuánto puede variar ese escenario en relación con la última muestra de CEP?
Ya se reconoce la posibilidad cierta que Piñera pueda llegar a la Moneda, declaraciones de José Miguel Insulza en Buenos Aires el pasado jueves, pero, a mi juicio, nadie debería cantar victoria y quienes más tienen que trabajar son los comandos de Piñera y Frei. El primero para romper el cerco del 37 % que lo mantiene en primer lugar en ambas vueltas y Frei para mantener la distancia con Marco Enríquez.
Hay otro tema que la encuesta CEP deja en claro, hay dos agendas, una política que es absolutamente discordante con otra agenda, la ciudadana.
Veamos un ejemplo en estos días, en un tira y afloja entre el parlamento y el gobierno se ha vuelto a poner en tabla, con proposición de comisión investigadora incluida, el tema de los derechos humanos, a raíz de ex integrantes de la CNI contratados por el Ejército, situación que debe aclararse ya que según informaciones preliminares se trata de algunas personas sometidas a proceso, sin condena en primera instancia, y otras que no están procesadas.
En la palestra está el Comandante en Jefe del Ejército y el Ministro de Defensa. El punto es que los derechos humanos marcan en la encuesta CEP un 3% como problema a solucionar.
Los cuatro principales temas de la agenda ciudadana con 54%, la delincuencia, los asaltos y los robos. Le siguen la salud, 38%. El empleo, 37%. La educación, 33%.
Los candidatos deberían concentrarse en esas preocupaciones, no donde pequeños grupos gritan más. No se trata solo de mencionar los temas, hay que hacer propuestas concretas. Describir en el lenguaje más claro qué van a hacer para resolver las inquietudes ciudadanas.
El gran error que se comete es apegarse a libretos pre escritos por los partidos políticos tratando de hacernos sentir problemas que no nos impactan.
Da la impresión que la ciudadanía quiere seguridad, trabajo, una salud que funcione eficientemente, tranquilidad y orden.
La ventaja que tiene la Presidenta, de cuya popularidad muchos quieren colgarse, es que ella tiene una agenda cercana a la gente, incomprendida por la clase política, especialmente en el primer año de su gobierno. Su empatía de entender los aspectos sociales y transformar ese entendimiento en medidas prácticas ha sido su principal fortaleza.
Esa lección deben aprenderla los candidatos, antes que se les aparezca, con todas sus incógnitas, el 13 de Diciembre.