29.12.07

Jugar de libero


En el fútbol se denomina líbero a la posición que ocupa un jugador de fútbol, generalmente un defensor, en la última línea del equipo, y posee la particularidad de estar "libre" de obligaciones de marca y de un zona que deba cubrir, debido a esa libertad, tiene la posibilidad de auxiliar al resto de sus compañeros de la defensa. Generalmente es el último hombre de la línea defensiva pero también es posible que juegue por delante de la misma.

Explicada esa función usted tiene el legítimo derecho a preguntar ¿qué tiene que ver el fútbol con la política?, mi respuesta es, mucho. Al igual que en el popular deporte del balón, se dan patadas, se hacen zancadillas, se agarra de la camiseta al adversario, se juega a “la laucha”, como lo hace Lavín por ejemplo, y ahora se escalan posiciones más sofisticadas como alinearse, políticamente, en la posición de “líbero”, sin contar que en todo esto, al igual que en el fútbol, existen las barras bravas con todo tipo de camisetas.

Nada más parecido a la política que el fútbol, en sus usos y costumbres, con la diferencia que en un partido se ganan puntos y se aspira a “campeonar”, en el peor de los casos, no irse a los potreros. En política se juega con el destino del país y de cada uno de sus habitantes.

Luego de cuatro gobiernos de un mismo signo, el arco iris ha comenzado a decantarse en colores diferentes. Cada uno una camiseta distinta y cada cual con su propio proyecto. De equipo unido, pese a las diferencias estratégicas e ideológicas, queda muy poco. La oposición no lo hace mal, ya que ambas macro agrupaciones, han debido aceptar como factor desequilibrante, lo deseen o no, a políticos que desempeñan el papel de “líberos”. En la concertación los senadores Flores (Ex PPD) y Zaldívar (Expulsado D.C.), reforzados por los senadores Cantero (ex R.N.) y Bianchi (Independiente), en representación de la oposición.

Recordemos en tanto que esa posición, en política, tiene algunas características similares a la que desempeñan los deportistas, posee la particularidad de estar "libre" de obligaciones de marca y de una zona que deba cubrir. En definitiva, como se dice popularmente, si lo aplicamos al Honorable Congreso Nacional “ni chicha ni limonada”.

Esta nueva modalidad deja en claro que el Gobierno y la oposición, aparte de denostarse mutuamente, no cuentan con mayorías que les validen enfrentarse y estarán, cada vez más, obligados a lograr acuerdos o a negociarlos, ya que los “líberos” de la política no tienen ninguna obligación. Incluso en medio del juego se pueden cambiar de equipo.

Este travestismo de la política chilena puede que sea positivo, quitándole soberbia a quienes pasaban la aplanadora con sus mayorías, ya que hay un grupo de cuatro senadores que pueden alterar cualquiera planificación “de camarín”, que hagan las respectivas directivas políticas. Si se suma, además, que hoy la política permite que cada actor o jugador, tenga su propia agenda personal, buscando golpes de efectos y haciendo cálculos electorales sobre las medidas que pueden atraer más, el tema se volverá cada día más entretenido.

Las barras de la política no solo se han vuelto bravas, obedecen a distintos líderes, colorines, chascones, guatones, terceristas, lavinistas, piñeristas, aliancistas-bacheletistas etc.

El papel de libero puede que sea positivo en cuanto moderar el juego y, más que hacer funcionar la maquinaria de los votos, agregue algunos valores que ya habían quedado escondidos, arqueológicamente sepultados, para que otras generaciones los redescubrieran como; la inteligencia en la formulación de las leyes, la honestidad en los planteamientos, la probidad en el uso de los recursos fiscales y, finalmente, un auténtico espíritu de servicio público, todos los cuales han sido reemplazados por la ambición del poder, la figuración personal, las luces de la TV. o las primeras planas en diarios y revistas.

En la última encuesta CEP se desprende que el 50% de los chilenos rechaza la política y a los políticos. Es de esperar que, ahora, el juego se ponga más entretenido, los “liberos”, haciendo su tarea en la cancha de la política chilena, harán más interesante y es de esperar beneficioso para el país, un sistema democrático que funciona para algunos, pero no para todos.

Líbero: “Generalmente es el último hombre de la línea defensiva pero también es posible que juegue por delante de la misma” Así sea.

15.12.07

¿A quién creerle?


El nuestro es un país donde cada vez se acostumbra a mirar con desden, enojo o indiferencia a una clase política que genera toda clase de mentiras, tongos y verdades a medias.

Concientes que hoy la ciudadanía se informa más, los desaguisados que se cometen se enfrentan urdiendo políticas comunicacionales que, sin embargo, más causan risa que un impacto en la opinión de lo que esa clase define como “la gente”.

Durante varias semanas hemos estado pendientes del informe de la Cámara de Diputados. Que uno, que dos informes, que serían muchos los responsables etc. Finalmente se da a conocer y entonces se recurre a las viejas artimañas, crear un golpe de efecto que minimice las críticas y que, de alguna manera, “la gente” no tenga tiempo de reflexionar.

Fue probado con éxito en el gobierno de Ricardo Lagos, cuando nuestra actual Presidenta presentó la renuncia cuando, siendo ministra de salud, no le fue posible cumplir con la orden presidencial de terminar con las colas de la “gente” en hospitales y consultorios, algo que a todas luces parecía imposible. Confirmada en el cargo, asumió la tarea de una reforma a fondo del sistema.

Hoy la historia se repite, al día siguiente del informe de la comisión investigadora de la cámara, el Ministro Cortazar presenta su renuncia porque no puede arreglar el “transantiago”. La presidenta, ante toda la prensa, señala que ha rechazado la renuncia que le ha sido presentada por el Ministro de Transportes y le ha encargado un nuevo sistema, algo que todos los sectores venían pidiendo a meses de su puesta en marcha.

Las declaraciones de oficialismo y oposición se cruzaron el viernes, rápidamente, con algunos grados de coincidencia: Hernán Larraín, presidente de la UDI: "¿Renuncia? ¿A eso llaman renuncia?... A mí me parece más bien un juego de Palacio, nada serio que uno pueda pensar que el grave problema del Transantiago tiene prioridad en los planes del Gobierno. Sólo les interesa empatar el tiempo.

Soledad Alvear, presidenta de la DC: "El Transantiago se tiene que ir perfeccionando y la persona que puede llevarlo adelante de manera eficiente es el ministro Cortázar".

Cristián Monckeberg, vicepresidente de RN: "Lo que ha hecho la Presidenta es un acto de sobrevivencia; es confirmar en el cargo al ministro de Transportes porque no le queda otra alternativa, porque difícilmente va a encontrar a una persona que quiera asumir las funciones de Cortázar (...) Esto yo lo calificaría simplemente como un tongo, como una renuncia con elástico que no tiene ningún sentido".

Sergio Bitar, presidente del PPD "Me gustaría que algunos otros funcionarios en ejercicio, cuya responsabilidad ha sido marcada como relevante en los acontecimientos, también hagan lo mismo que el ministro Cortázar y le digan a la Presidenta 'aquí está mi cargo a disposición', para que ella vea si quiere dejarlos".

José Antonio Viera-Gallo, Secretario General de la Presidencia: "El nuevo transporte público de la capital que entregará Cortázar poco va a tener que ver con el sistema que evaluó políticamente la Cámara de Diputados y que enardeció a la opinión pública de la capital".

¿A quién creerle? Cuando uno ve que detrás de todo esto solo se busca influir en el juicio de “la gente”. De paso queda escondido “comunicacionalmente”, el tema de los subcontratos de Codelco, donde el desacuerdo entre los ministros de Hacienda y Minería, con el Ministro del Trabajo, no lo resuelve la Presidenta y se le traspasa a la justicia.

Así, de un modo u otro la política nos engaña y nos confunde, siendo tarea del periodismo advertirle a “la gente” que, en el transantiago no solo está un problema de diseño y de implementación, implícito está el abuso cometido con los usuarios del cual nadie responde. Tras de ese fracaso hay más de 200 mil millones de pesos que se han gastado del erario nacional, casi dos veces del total de la deuda que aflige a los municipios chilenos. Un ladrón de gallinas recibe más pena aflictiva que un simple informe que, en la mayoría de los casos, tiene solo una consecuencia política que se puede esconder con una mariguanza efectista.

Así la política vuelve a las andadas donde la seriedad es lo que menos abunda.

Seguramente “la gente” se pregunta, con toda razón, ¿a quién creerle?


7.12.07

Cambio de gabinete.


La primera señal de reestructuración ministerial la entregó la sorpresiva renuncia del ex vocero del Gobierno, Ricardo Lagos Weber. No hay otra motivación para su retiro voluntario, luego de más de veinte meses, que sus legítimas aspiraciones de competir a un cargo de elección popular, probablemente candidato a senador por la V región costa, o la primera Región donde disputaría el cupo que ocupa el ex PPD Fernando Flores.

El cambio de gabinete se produce siempre para dar señales, a veces en una sola dirección, señal política de la coalición gobernante con golpes de timón en la dirección superior del estado y, en otras oportunidades, en una combinación mixta, como es sacar del gabinete a quienes aspiran a cargos parlamentarios junto a los ministros que no están bien evaluados en su gestión.

Difícilmente se produce por una crisis política mayor. Cuando algo grave ocurría se titulaba en la prensa “cayó el gabinete”, lo que normalmente significaba que varios ministros dejaban su despacho y se provocaba un movimiento mayor.

Si el transantiago, solo provocó la caída de un ministro, es difícil que, salvo que muchos miembros del gabinete tengan aspiraciones electorales, los cambios anunciados entre bambalinas, provoquen una caída en forma, del equipo que acompaña actualmente a la Presidenta Bachelet.

La clase política, sin embargo, algo espera sobre el particular y se hacen todo tipo de suposiciones. La llegada de Francisco Vidal a la Moneda ha creado una escenario político complejo, donde los dardos, a un hombre profundamente ligado al “laguismo”, han llegado directamente de la Democracia Cristiana que mira con desconfianza el pasado de quien ocupara las carteras de Interior y Secretaría General de Gobierno. Según el jefe de Bancada de los diputados D.C., el diputado León, observarán con mucho cuidado el desempeño de Vidal.

En una entrevista publicada el viernes, en el diario “La Segunda”, Francisco Frei Ruiz Tagle, refiriéndose a la nominación dijo “Yo tengo mucho respeto por las atribuciones de la Presidenta de la República. Ricardo Lagos Weber fue un muy buen vocero, en su tiempo Vidal también fue un muy buen vocero, pero si yo tuviera que tomar una decisión a lo mejor no habría sido la persona que nombraría, por todas las suspicacias que provoca respecto al futuro político. El tiene una legítima relación con el ex Presidente Lagos, y hay gente que ya ha interpretado de esa forma su nombramiento. Si de mí dependiera yo no lo habría nombrado, no por razones personales, sino porque son legítimas ciertas aprensiones que se han planteado”.

Un cambio de gabinete esta sujeto a muchas condicionantes. Por mucho que se diga que es facultad privativa de quien ejerce la Jefatura del Estado, los partidos que sustentan una coalición de gobierno también presionan y el caso Zaldívar pondrá a prueba alineaciones en la D.C., que en un futuro cercano influirán en algunos ministerios. Si es expulsado, las reacciones llevaran a tensar las relaciones políticas de la concertación, en tanto que la oposición fustigara al oficialismo sin compasión.

Belisario Velasco, por su parte, sabe que no cuenta con el apoyo incondicional de Soledad Alvear, ya proclamada en Talca como Precandidata presidencial y quien repostulará a la dirección del partido. Esa situación presiona sobre el gabinete, especialmente en quien oficia de jefe del mismo.

Todos quienes tienen ambiciones políticas son parte de este juego de poderes y de consejeros que dicen tener la mejor receta. Con la ingenuidad seráfica que tiene Joaquín Lavín ahora declara “no importa si (el ministro) es del partido A, B ó C, ojalá tampoco importe si es de la Concertación o la Alianza, tenemos que llegar a un Chile distinto en que se pueda elegir en el Gabinete a las mejores personas”. ¿Quiénes son las mejores personas, en un mundo donde todos se creen mejores personas?

Lamentablemente no hay Chile diferente, cuando una minoría se dedica a la política y una mayoría esta desencantada con ella. Todos hablan de cambio de gabinete y cada cual tiene su receta con los nombres más adecuados, creyendo que las personas son lo único importante y no la ejecución de los programas y las promesas de campaña.

El viernes el senador (P.S) Alejandro Navarro declaraba: ““Hasta ahora uno de los espacios de encuentro entre quienes integramos la Concertación está o estaba en el Parlamento. Sin embargo esta contradicción entre reimpulsar el cambio o conformarnos con administrar lo que podemos ha quebrado la mayoría que tenemos y ello ha alterado el programa, porque al final terminamos sacrificando algunos temas del programa y terminamos aceptando otros que no estaban, pero que son aquellos donde la derecha está dispuesta a apoyar porque también le interesan”.

Aunque un gabinete cambie mil veces el país seguirá, igual, mostrando una lucha cruel de poderes y ambiciones de unos pocos, que se revuelven en el mismo lodo de una política que no logra madurar.

1.12.07

¿La hora de los independientes?

De la política de los acuerdos, comienzos de los noventa, a la política de las descalificaciones, Chile se ha visto enfrentado a un fin de año que tiene desilusionada a la ciudadanía. Quienes nos gobiernan, la clase política, ya no se basta para pelearse entre oficialismo y oposición, también lo hace al interior de los propios partidos.

Que falta de respeto a una ciudadanía, a la que cada vez le cuesta más terminar el mes con números azules. Nuestros políticos, enzarzados en disputas estériles, cada cual aduciendo representarnos en nuestras ideas y sentimientos.

Hablan de lo que piensa la “gente”, discuten sobre lo que la “gente” necesita, legislan para la “gente”, pero, verdaderamente hablan con ellos o solo con su grupo de chupamedias y pateros.

Verdaderamente ¿se suben al transantiago, viajan en metro, viven con la “gente”, comen lo que la “gente” come, pagan las cuentas que la “gente” paga? ¿Envían sus hijos a los colegios donde estudian los de la “gente”?

La Democracia Cristiana un partido tradicionalmente de centro, corre el riesgo de dividirse, las ambiciones presidenciales internas, las puñaladas por la espalda y las famosas “contradicciones vitales”, parecen apoderarse de los dirigentes y de sus parlamentarios.

La Udi y RN no encuentran la formula para lidiar con Joaquín Lavín, que ante cada propuesta de la oposición se adjudica la autoría anticipada de la iniciativa. Se enojan por pifias más o pifias menos.

En el socialismo la disciplina parlamentaria no es de las mejores. Camilo Escalona se ve enfrentado a una fuerte oposición interna con acusaciones de actuar como dictador al interior del partido.

El desorden es inmenso en todos los polos de la política chilena y, nosotros, la “gente” que vivimos en y para el siglo XXI, cada cierto tiempo, nos vemos obligados a volver a las reyertas de un estilo político caduco que nos lleva a lo ocurrido en la década de los setenta, removiendo sucesos del pasado donde los que fueron malos, ahora, son buenos donde se alteran todas las verdades a conveniencia de cada cual.

Nada nos asombra en política. Se roba, se malversa, se dilapida el dinero de la “gente”, y los tribunales se atosigan de aquellos que detentando cargos de elección popular, e incluso de designación oficial, se han visto tentados de apropiarse de recursos económicos, incluso aquellos, destinados a dar trabajo a quienes no lo tenían.

¿Ha llegado la hora de las candidaturas independientes? ¿Ha llegado el momento que la ciudadanía obligue a la clase política, a los profesionales de la política, que abran las leyes que permitan que más gente pueda aspirar a cargos públicos sin ser designados por las cúpulas partidarias? Personas reales que han vivido ganándose la vida, día a día, y que la conocen por dentro deberían tener las mismas garantías que aquellos nombres que los partidos nos imponen. Nos obligan a votar por ellos. Nos castigan si no lo hacemos. Nos multan si no dedicamos parte de nuestro descanso para integrar las mesas electorales.

Esos mismos políticos que luego de elegidos le deben lealtad al partido que los nominó y no a la ciudadanía que les votó, a los cuales nunca más veremos, salvo si frente a ellos hay una cámara de Televisión o algún escandalillo que les permita figurar.

No pretendo ser injusto con aquellos parlamentarios, cuyos nombres poco se conocen, pero trabajan a conciencia, son una minoría y lo más probable es que resistan un período en el parlamento para alejarse definitivamente.

Atrévanse, de una vez por todas, a dejar el campo libre para que el ciudadano independiente pueda postularse. Atrévanse a tener un parlamento que no va a atrincherarse en un lado determinado, a favor o en contra del gobierno de turno.

No sigan tratando a casi el 90% de los ciudadanos como verdaderas maletas. Eso somos, maletas a las cuales se les debe etiquetar que es de un lado o de otro, necesariamente. Vean lo que pasa con la escasos parlamentarios sin partido, son pro algo, nunca “independientes”, que pueden estar o no con el gobierno.

Las encuestas, que sí le preguntan a la “gente”, señalan con claridad el rechazo de la mayoría a la manera de hacer política, actividad que parece estar empeñada en desacreditarse definitivamente.