27.7.07

Ética y Política



Lo que más cuesta en una columna semanal no es encontrar el contenido, en política eso es bastante fácil, el tema nunca falta, lo difícil es ponerle un titular. Sin embargo, para este domingo mi duda estaba en el que ustedes leen y en otro llamado ¿Orden o desorden?, así que me permitirán que toque los dos temas, la ética y el orden en política.

En lo personal no argumentaré mucho, me limitaré a citar a algunos destacados personajes del mundo parlamentario y partidista, para graficar situaciones que son preocupantes.

La política en Chile está más cerca de los tribunales y de la justicia que del parlamento. Como se dice ahora se judicializa, más que se legisla.

Se anuncian dos desafueros por dinero del PGE, se investigan fondos sacados de recursos de Gendarmería, y fuertes críticas surgen por el accionar errático del Gobierno ante el conflicto de los trabajadores de empresas contratistas de Codelco.

Lo desordenado que luce el país, cuando se enfrentan situaciones de conflicto, ya parece una costumbre o un estilo de gobernar que nos está haciendo daño, y ahí tenemos casos como Codelco y Transantiago.

La opinión del senador Jorge Pizarro (DC) es clara, dura y contundente: "Efectivamente en el equipo político y económico del Gobierno uno hace rato que ve diferencias, y que falta coordinación y claridad de objetivos y de conducción. Lo más grave que yo he visto siempre en este equipo es la falta de conducción de quien la ejerce, y quien la ejerce es el jefe de Gabinete, y el jefe de Gabinete es el ministro del Interior".

El senador Pizarro aborda, con franqueza sus dudas frente al papel que está cumpliendo su camarada, Ministro del Interior, Belisario Velasco: "Sin duda que si él tiene una opinión y no es capaz de implementarla, y no es capaz de llevar a los demás a la decisión política que se ha tomado, estamos en un problema. Si lo que él dice es contradictorio con lo que han decidido en la parte sectorial no sé quién va a tener la razón, pero es evidente que hay una descoordinación no sólo en este tema, sino en varios otros"

Atentados al transporte ferroviario en los Andes, sustracción de camiones de alto tonelaje en el norte, paralización de las minas estatales y una perdida estimada en 9 millones de dólares diarios, hacen comprensible la inquietud que manifiesta un senador destacado de la Concertación que nos gobierna.

Sin embargo no todo termina allí, siguen surgiendo los escándalos de los mismos funcionarios del pasado

Luego de declarar ante la magistrada Amanda Valdovinos, Jorge Schaulsson, ex diputado y ex presidente del PPD, dijo a la prensa: “Yo ratifiqué todo lo declarado anteriormente. Respondí todo lo referente a lo que me consta como presidente del PPD.
Espero que sirva para cambiar ciertas prácticas y para que las cosas que son contrarias a la ética no se repitan. No puede un gobierno democrático usar fondos de todos los chilenos para ayudar a los partidos políticos que lo apoyan”.

“En estos días vemos lo que está ocurriendo con Gendarmería. Todas las personas se dan cuenta que esa situación no corresponde, que constituye un abuso de poder, una utilización indebida del aparato del Estado”.

“Es importante que los líderes políticos, cuando se denuncian hechos como los de Gendarmería, tengan la capacidad de demostrar indignación moral y repudiar estos hechos. La frase de la Presidenta Bachelet sobre que no se necesita una ley para ser ético, es muy acertada, pero hay que aplicarla también en casa. Yo califico estos como un abuso de poder”

Comprenderán, estimados lectores, porqué, para mí, lo más difícil era encontrar el titular, el texto lo ponen los políticos.



21.7.07

¡La Roja de todos!


No voy a escribir de fútbol, alguna autoridad tengo para hacerlo, ya que mis comienzos en el periodismo fueron en esa especialidad. Quiero referirme a “la Roja de todos”, el país, este Chile que nos convoca a trabajar en cada amanecer, a sentirnos orgullosos por sus logros que son muchos.

Los acontecimientos de Canadá y la actuación de un grupo de jóvenes en el mundial sub 20, nos han mostrado, lo mejor y lo peor, que tenemos en nuestros genes nacionales.

Lo peor la falta de control de nuestros sentimientos al término del partido, el mismo que reflejan las barras bravas cuando se enfrentan, a veces, a cuchilladas y hasta balazos. Lo mejor, cuando el exceso de una represión policial nos hace despertar, en medio de una inmensa solidaridad nacional, con esos muchachos que nos representan en el deporte.

Allí es cuando aparece “la Roja de Chile”, la camiseta ciudadana que no hace separaciones políticas, de clases sociales, de cultura ni profesiones. Recuperamos el sentido de amistad ciudadana que hemos perdido, en medio del tráfago de la política.

Nuestra Presidenta se muestra como lo que nunca debe dejar de ser, durante su mandato, Presidenta de todos los chilenos. Sus palabras suenan a sinceridad, cercana a la gente, su principal capital personal, no metida en la pelea chica donde a veces sus asesores la llevan.

Los políticos de todos los partidos, sin separación de oficialismo u oposición, sin esa actitud de barra brava que tanto se ve en el Congreso Nacional, contribuyeron a unirnos en torno a la Patria, donde nadie puede estar fuera ni excluido. Si hasta el UDI Alcalde de Estación Central, Gustavo Hasbún, se compromete a que se termine con el bi nominalismo, a mi juicio un tema que ensucia una democracia que, ya está más que claro, no necesita de ningún tipo de protección o de ventajas, ni para mayorías o minorías.

Al ver a nuestros jóvenes futbolistas maltratados por la policía canadiense, fuimos por algunas horas, un solo país, una sola opinión. No eran banderas rojas, negras, pintarrajeadas, lo que nos mostró la televisión, era la única bandera que reconocemos y que hace saltar las lagrimas cuando la miramos en tierras lejanas, era la bandera de Chile que a todos nos representa.

Somos 16 millones en un país que está inserto en el mundo, que pese a todas las desavenencias que la política criolla muestra cada día, es exitoso en muchos aspectos relevantes, pero a veces nos olvidamos que vivimos en un territorio angosto pero grande, plagado de riquezas, en la cornisa de América y nos pasamos peleando, descalificándonos, refugiándonos en banderías políticas y doctrinarias que, muchos, ni siquiera entienden.

La Roja de todos, que gracias al fútbol y al rigor del dolor de un partido perdido, de una agresión injusta, nos muestra solidarios, unidos, y que somos mucho más que 16 millones de almas, una fuerza con un solo sentimiento de apoyo y grandeza.

Ninguna democracia subsiste sin un ordenamiento político, reitero sin exclusiones, donde la ciudadanía sea la que ejerza el poder mediante sus representantes libremente elegidos.

Ante el fantasma de las dictaduras de las directivas políticas, la democracia auténtica se debilita y la representación se traspasa a candidatos que responden a grupos de influencia y poder, en cada colectividad política. Eso debe terminar, ahora, cuando es más fuerte el rechazo ciudadano a estas actitudes. No olvidemos que más del 50 % de los chilenos se declaran independientes, no sujetos a ninguna bandería.

Por eso los dirigentes, oficialismo, oposición y el gobierno, por supuesto, deben entender que hay otra patria que, convive en cada uno de nosotros, es aquella solidaria ante las grandes catástrofes nacionales, y unida cuando la desgracia nos golpea.

Esa es la “Roja de Chile”, que siempre quisiéramos ver. Es la que vislumbramos ante los sucesos de Canadá. No importa si no hemos sido campeones del mundo, a lo mejor terceros hoy, pero aunque así no fuera, tratemos de ser todos los días del año, parafraseando a los comentaristas deportivos, “la Roja de Chile. ¡Vamos que se puede!”

14.7.07

Estudio Nacional de Opinión Pública Nº 55


Así se denomina la última encuesta de opinión del CEP, que no ha traído buenas noticias para la Presidenta Michelle Bachelet, su gobierno y los partidos políticos oficialistas y de oposición.

La ciudadanía nuevamente le vuelve las espaldas a la “clase política” que parece no encontrar el rumbo para encantar a los electores que, el próximo año, retornan a las urnas para elegir Alcaldes y Concejales y, posteriormente, renovar parcialmente el senado y completamente la Cámara de Diputado, además, elegir Presidente o Presidenta de la República.

Menudo desafío remontar cifras que resultan tan adversas para quienes nos gobiernan como para aquellos que pretenden la alternancia en el poder.

Y reflexionemos sobre las cifras.

Primero, la encuesta se desarrolla entre el 9 y el 27 de Junio, en medio de algunos hechos relevantes, Trivelli anuncia su auto pre candidatura presidencial. Paro de choferes de Subus en Santiago. Cámara de Diputados aprueba el financiamiento del Transantiago. Adolfo Zaldívar pide la renuncia de Velasco (Hacienda) y Bitrán (OO.PP.). Zakarach es capturado en Brasil. Congreso aprueba salario mínimo de $144.000. Violencia y destrozos en paro en Codelco.

Los encuestados le dicen al gobierno que los tres problemas, que más les preocupan, son delincuencia, asaltos y robos. (50%), Salud (37%) y pobreza (36%). En los dos primeros Ítems, los porcentajes son similares a Dic. 2006, en el caso de la pobreza pese a que el gobierno declara grandes avances en esa área, la opinión pública difiere de esa apreciación y sube de 31% el 2006 a 37% en Junio 2007.

Lo que menos le preocupa, curiosamente es la reforma al sistema binominal, la clase política se debate en discusiones en una tema que solo preocupa, tanto el 2006 como el 2007 a un 2%, ocupando el último lugar. En derechos humanos, imagino que por una percepción que es un problema controlado y garantizado, solo 3% manifiesta preocupación, bajando a esa cifra desde un 4 % el 2006.

La falta de sintonía de la clase política con la mayoría de la sociedad chilena, puede pasar por estas cifras a las cuales, no siempre, prestamos suficiente atención.

La Presidenta Michelle Bachelet sufre una brusca caída, no solo en su gestión de gobierno, además, en algunos atributos personales que eran su capital político más importante, ¿mala asesoría?, como ocurrió con el “Transantiago”. El 41 % aprueba su conducción y el 41 % lo desaprueba. Los hombres solo la aprueban en un 37 %, antes lo hacían en un 49 %. Las mujeres lo hacen en un 43 %, antes en un 51 %..

El nivel de confianza de Bachelet baja en Diciembre del 2006 de un 62 % a un 49%. Y que no da confianza, sube de un 37% a un 47 %.

Finalmente sobre el 50 % de los chilenos se declara absolutamente independiente, no simpatizante ni del oficialismo ni de la oposición.

Las cifras de la encuesta, están diciendo que existe un divorcio absoluto entre la clase política, sus prioridades y percepciones, con una ciudadanía que pierde la fe en sus representantes.

No estoy de acuerdo con aquellos políticos de oposición cuando dicen que si la elección fuera hoy, la Alianza ganaría, tampoco la Concertación puede asegurar lo mismo.

Se pierde la confianza, en ambos conglomerados, al ver el acerado filo de los puñales de la traición y la deslealtad que surge, cada vez con más fuerza, en ambos bandos.

En la lucha por el poder la opinión ciudadana parece estar demás, ya que la sartén, en este remedo de democracia representativa, la tienen las directivas políticas, donde cada cual quiere hacerse de los cargos para “designar” a gusto a los candidatos por los cuales debemos votar.

No hay alternativa, es el único menú que tenemos para elegir, el que nos pongan en la cámara secreta. Entretanto las encuestas solo sirven para que entendamos porque la política está tan desprestigiada.


6.7.07

Política y justicia.

Un delincuente toma una mujer de rehén, le pone un cuchillo en la garganta, entrega una falsa identificación, es dejado en libertad por el tribunal de garantía y finalmente se presume prófugo, ya que tiene antecedentes penales que impedirían gozar de libertad.

Segundo capítulo, sorprenden in fragantes a unos ladrones tratando de robar, mediante un forado la bóveda de un banco, son detenidos y dejados en libertad, en ambos casos a la espera del inicio de sus respectivos juicios.

Es lo que se ha llamado “la puerta giratoria” de la justicia.

Políticos contra jueces y en medio fuertes descalificaciones. "Los jueces están siendo garantía de impunidad, son un peligro para la sociedad, ya que sus fallos se están convirtiendo en garantías para los delincuentes, lo que es inaceptable". Dice el senador Hernán Larraín. Desde la Moneda el Ministro Secretario General de Gobierno le responde: “Hay que ser responsable. Aquellos actores sociales o políticos que tienen representación y se la han ganado en buena lid para estar en el Parlamento, como Hernán Larraín, tal vez tienen que ser más finos en la crítica”.

Por su parte el pleno de la Corte Suprema interviene en la polémica y en una declaración expresa, en parte, "su extrañeza y condena por los términos impropios con los que algunos parlamentarios y autoridades estatales se han referido a uno u otro caso pues importan faltar a reglas elementales de respeto recíproco que deben presidir las relaciones de los poderes del Estado que son independientes y las funciones que todos cumplen separadamente para el logro del bien común".

La Presidenta de la República en un acto en Vallenar interviene en la polémica en un esfuerzo por aquietar las aguas: "Yo no voy a hacer un diagnóstico. No me corresponde a mí hacer un diagnóstico sobre esto. Lo que yo creo es que, como lo ha dicho el subsecretario, se van a entregar algunos informes de casos que nos parecen que sería recomendable mirar y evaluar".

La Presidenta dijo, además, "yo quisiera hacer un llamado a que tengamos en el centro a las víctimas y cumplamos con los sueños que la gente puso en esta reforma de la justicia".

Y en la última línea esta el meollo del problema, la reforma de la justicia. El punto a discutir es quien tiene la mayor responsabilidad de esta sensación, que los delincuentes tienen más garantías que las víctimas. No es que sea de esa manera, pero hay una sensación rara frente a un sistema judicial muy tolerante y garantísta, si se puede emplear el término.

La reforma y las leyes vigentes es responsabilidad de la clase política. Los jueces no hacen las leyes, las interpretan y cuidan de su correcta y justa aplicación. Al leer los fallos de los tribunales de garantía y las leyes que regulan esos mismos fallos, resulta difícil pensar que los jueces son los que tienen la mano blanda.

En el caso de “los barreteros”, la ley, redactada por la clase política y aprobada por el poder legislativo, da la razón a la juez que, sin impedir se inicie el juicio e investigación de los antecedentes, concede la libertad porque la ley así lo obliga. No entraron a la bóveda, intentaron hacerlo, es una tentativa de robo y la ley cuando se hizo y se aprobó estableció la facultad del juez de decretar la libertad provisoria a los delincuentes en casos como ese.

En rigor el magistrado actuó conforme a derecho.

Tenemos que preguntarnos si ante variadas imperfecciones que tiene la legislación ¿Es justo criticar y cargar la mano al juez que aplica lo que señala una mala ley, o debemos pedirle cuentas a la clase política que redacta y aprueba un legislación que tiene vacíos que permiten, flagrantemente, beneficiar al delincuente?

Todo este griterío podría finalizar si los poderes, ejecutivo y legislativo ven la paja en el ojo propio y no buscan encontrarla en el ojo del poder judicial.

Las malas leyes se pueden mejorar. Recordemos que en el pasado en 48 hrs, los honorables aprobaron una ley, ahora, podían hacer lo mismo para hacer mas justa la justicia.