28.12.06

Hablar o no hablar, ese es el dilema.


“En un tiempo no podía comprender porqué no recibía respuesta a mi pregunta, hoy no puedo comprender cómo pude estar engañado hasta el extremo de preguntar. Pero no es que me engañase, preguntaba solamente. Sólo temblor y palpitación fue su respuesta a la afirmación de que tal vez poseía pero no era”.

“Franz Kafka”

Es todo un drama “kafkiano” lo que ha ocurrido en política la última semana. Perdonen que cite a Kafka, definido por Borges como el Zenón de Elea", ya que resulta difícil explicar el fenómeno que sacude a la concertación y a la política chilena en general, salvo bajo la óptica de la escritura de Kafka que se caracteriza por una marcada vocación metafísica y una síntesis de absurdo, ironía y lucidez.

Mucha gente de alto rango en el pasado, ha hablado y concedido entrevistas, con un denominador común, ser o no ser corrupto.

Nace, cuando el año finaliza, un nuevo concepto la “ideología de la corrupción” a la cual, aparentemente, adhieren algunos personajes que hoy tratan de acallar aquellas voces cándidas como las de Schaulsson, Martner e inicialmente Boeninger.

Son voces de alerta ante un fenómeno que viene repitiéndose en tres gobiernos de la concertación. Como siempre ocurre, un escándalo lleva a otro. Las plantas revisoras de Rancagua llevaron del caso coimas, al Mop Gate, al Mop Siade, a los sobre sueldos que ni siquiera, pese a ser renta, pagaron impuesto. Ahora el ciclo se repite, estalló el escándalo de los PGE, se mezcló con los fondos asignados discrecionalmente por Chiledeportes y ha terminado en el uso indiscriminado de los gastos reservados, facturas falsas y las rendiciones al SERVEL.

Cuando surgen las voces honestas para denunciar una situación, que se ha convertido en uso o costumbre de aprovecharse, con cierto grado de impunidad, del poder que otorga el gobierno, todos se lamentan.

En la administración Frei se aprobaron cerca de 40 medidas para atacar la corrupción. Schaulsson, siendo presidente de la cámara de diputados en 1994, hizo una denuncia parecida a la que ahora le cuesta la expulsión del PPD.

En la administración Bachelet se proponen 30 medidas más, en total 70, para evitar el mal uso, para no decir robo, del dinero fiscal.

Lo mejor que le puede ocurrir a la concertación es que sean sus propias voces las que llamen a un estado de alerta, esa es la única manera de demostrar que no es la corrupción un estado de cosas corporativo. El precio a pagar es la cruda verdad, como dijo la Presidenta Bachelet “caiga quien caiga”.

Es difícil, de cara a la opinión pública, creer que miles de millones de pesos sean controlados por los jefes de gabinete, o por directores regionales o los llamados operadores políticos. Es difícil creer que no se sabe de sobresueldos, facturas falsas, o listados con asignaciones de dinero y que solo se conozcan cuando el periodismo lo denuncia, o porque alguien metió mal el dedo en un computador y envió un mail a donde no debía.

Todos se han lanzado contra Schaulsson, llegando a atribuirle una concomitancia con la oposición. Siguiendo ese juicio deberíamos decir que Martner y Boeninger también actúan aliados con la derecha política.

Mucho se habla de transparencia, pero poco se hace para que ella sea una realidad. Mucho se habla de ética, pero cada cual la quiere interpretar a su manera.

Finalmente, todo caerá en manos de la justicia, ante una clase política donde los honestos son castigados y los sinceros reprimidos.

No nos queda más que volver a releer a ese gran escritor Checo, nacido en la hermosa ciudad de Praga, que fue Kafka, quién le pidió a un amigo que cuando muriera quemara todos sus manuscritos, encargo que, para mayor gloria de las letras mundiales, no cumplió.

“Hay un guardián ante la Ley. A ese guardián llega un hombre que pide ser admitido a la Ley. El guardián le responde que ese día no puede permitirle la entrada. El hombre reflexiona y pregunta si luego podrá entrar. 'Es posible', dice el guardián, 'pero no ahora'. Como la puerta de la Ley sigue abierta y el guardián está a un lado, el hombre se agacha para espiar. El guardián se ríe, y le dice: 'Fíjate bien: soy muy fuerte. Y soy el más subalterno de los guardianes. Adentro no hay una sala que no esté custodiada por su guardián, cada uno más fuerte que el anterior. Ya el tercero tiene un aspecto que yo mismo no puedo soportar”

“Franz Kafka”

23.12.06

El circo de tres pistas


Nada se parece hoy más a la política que un circo de tres pistas, con payasos, saltimbanquis, trapecistas, magos escamoteadores y lanzadores de tortas a la cara de otros.

En una pista, el oficialismo con sus mejores exponentes, en la otra, la oposición buscando presentar sus más cotizados números, y en la tercera pista los que no son oposición o gobierno.

El resto de los chilenos, la mayoría, asiste a la función que además es continuada. Todos los días a toda hora un nuevo espectáculo donde ya no se sabe a quien mirar, a cual aplaudir y a quien ignorar.

La política se viste de sus mejores galas para demostrara los chilenos que el congreso ya no sirve para legislar o debatir, con altura de miras y contundentes argumentos, los problemas de la vida nacional.

Hoy furibundos parlamentarios y dirigentes políticos se descalifican por varios temas que deberían estar en manos de la justicia. Chiledeportes, los gastos reservados, el PGE y otros que han alterado la convivencia de quienes tienen la responsabilidad de gobernar al país, como poderes ejecutivo y legislativo.

El Presidente del Senado llamó la atención el pasado jueves sobre el espectáculo que estaba dando la clase política ante el país. Fue una voz de cordura que lamentablemente nadie escuchó, si tomamos en cuenta las últimas declaraciones de Foxley, Novoa, Tarud, Longueira, Duarte, y otros.

Por un lado se acusa al gobierno de tejer “un espiral de silencio” luego de las contradicciones entre la Presidenta Bachelet y la Ministra Veloso, sobre si era legal o no denunciar a quienes pudieran aparecer implicados en el uso de gastos reservados con fines políticos. Por otro, el gobierno acusa a los opositores de utilizar los tribunales de justicia en temas políticos.

Hay mucho de hipocresía en todo esto. Los gastos reservados siempre se han utilizado con fines políticos, me atrevo a asegurar que en todos los gobiernos. Secreto absoluto cubre cualquier indiscreción. ¿Si todos lo saben que es así a qué tanto escándalo?

Si la clase política le quiere hacer un favor al país, lo mejor es que legislen para que desaparezca el término reservado y se les denomine de “libre disposición” señalando expresamente que debe utilizarse para solucionar problemas que precisen de fondos de inmediato que no estén legalmente presupuestados y disponibles. Pero hagan ese gasto de cara a la ciudadanía.

Cuando esos recursos se emplean para pagar sueldos a operadores políticos o para mejorar las rentas de ministros, resulta poco transparente.

Los sobres con dinero por debajo de la mesa, que constituyen sueldo y curiosamente, por ser reservados, no pagan impuestos, interpretación tan dudosa como el procedimiento mismo, deben terminar definitivamente.

Que la clase política no se aproveche de estas situaciones que, cada cual en su tiempo, también practicó.

Pero en este circo de acusaciones y amenazas mutuas, querellas y descalificaciones, estamos adquiriendo las características de un país bananero, donde la cordura y el más común de los sentidos, el sentido común, se han ido de vacaciones.

De todos los parlamentarios que los partidos políticos nos presentan en cada elección, y que, obligados o no, hemos elegido. Aparentemnte, no surgirá una idea inteligente, un argumento serio y meditado y una actitud reflexiva que nos rescate de tanta parafernalia mediática.

Ojalá que la pausa que representa la navidad y el cambio de año nos den tiempo para meditar. ¿Estamos volviendo a la intolerancia de la política de los años 70? ¿O verdaderamente no estamos a la altura de lo que la ciudadanía espera de sus gobernantes y legisladores?

22.12.06

¿Qué nos separa a los chilenos?


Los acontecimientos de la semana que ha terminado, me refiero a la muerte y funerales del ex Presidente de la República, General ® Augusto Pinochet Ugarte, nos ha mostrado una vez más que los chilenos seguimos separados, divididos por nuestras propias historias individuales y colectivas.

Es este un tema digno de un estudio sociológico para el cual, evidentemente, no tengo las competencias necesarias más allá de, por mi profesión, ser un observador del devenir nacional.

Será que el choque de razas autóctonas con el invasor y conquistador europeo permanece en una lucha de un mestizaje del cual no podemos renegar.

¿Qué nos separa a los Chilenos?

Cualquier cosa, el menor motivo sirve para que tomemos distancia unos de otros.

Aún persisten las disidencias entre los partidarios de O’Higgins y Carrera. Entre Balmacedistas y congresistas. Todavía se discute sobre la llamada “ley maldita” del ex Presidente Gabriel González Videla. “y el pueblo le llama Gabriel, recitaba el inmortal vate Pablo Neruda”, para poco después denostarlo cuando las ideologías les separaron.

La vieja costumbre de separarnos a como de lugar se ve en todos los campos. En el deporte la Chile, el Colo Colo, la UC, La Serena con Coquimbo, provocan las pasiones más desatadas, se destruyen graderías, se rompen baños, se lanzan piedras.

Los ambientalistas pelean por mantener el planeta lo más puro posible, entre tanto la necesidad de crecer y competir se alza, en cada proyecto desarrollo, como una amenaza que termina en los tribunales, como el caso del tranque Mauro, por nombrar un ejemplo cercano.

Nos divide la política. Cada uno de nosotros se adueña de su propia verdad, se nutre de sus propios y exclusivos valores, y creemos que son los únicos que valen.

Se pelean los políticos al interior de sus propios bandos pese a compartir una declaración de principios común. Longueira con Piñera, Girardi con Flores, Schaulson con Bitar, Velasco con Ravinet.

¿Qué nos separa a los Chilenos?

Pareciera que la genética de nuestra raza nos lleva a ser rencorosos. A llevar las ofensas sobre nuestros hombros y hacer de la venganza de ellas, una cuestión de honor masivo, colectivamente necesaria.

Y así nos sorprende este capítulo de la historia, encerrados cada cual en su propia verdad y justificaciones. No importa el dolor ajeno, de todas las épocas, edades y género. Solo creer y asumir que existe una sola y única verdad, la nuestra, la del otro no cuenta.

Además del deporte, lo que más nos divide son las concepciones políticas, muchas de ellas amparadas en utopías irrealizables.. Atrincherados en posiciones ideológicas que a veces ni siquiera entendemos. Pregunten a los militantes de un partido que definan su ideología, difícilmente podrán hacerlo.

Hablan de democracia y de libertad los que defienden y sustentan dictaduras. Se separan estas en derechas e izquierdas, creyendo que unas son mejores y las otras peores.

No permitimos que nos toquen nuestras propias dictaduras. Pretendemos que no existieron los muros que dividieron a los pueblos o que existe un gobernante que se mantiene en el poder en América desde 1959. No reconocemos nuestros propios errores y pretendemos que no existieron muertos o desaparecidos.

Nos falta valentía para enfrentar nuestro pasado. Nos falta serenidad para analizar y distinguir lo bueno de lo malo, para perdonar y para pedir perdón.

En estos días nos hemos enfrentado, querámoslo reconocer o no, a lo peor de nosotros mismos. Desde la mujer que embiste con un palo los vidrios de un edificio en construcción, de los que atacan a periodistas que cumplen con su deber de cubrir un acontecimiento noticioso, hasta los encapuchados que destruyen semáforos, que roban a modestos comerciantes aprovechando los desordenes, y pasando por lo que beben Champaña porque se murió la persona a la cual odiaban.

¿Qué nos separa a los Chilenos?

9.12.06

Pastelero a tus pasteles


No puedo menos que estar absolutamente de acuerdo con un documento, "¿Democracia clientelista o democracia de los ciudadanos?", entregado el pasado miércoles por cuatro parlamentarios de la concertación, llamados los “díscolos”. Ellos son: Marco Enríquez-Ominami (PS), Alejandro Sule (PRSD), René Alinco (PPD) y Marcos Espinosa (PRSD).

El punto que plantean en su escrito no es menor y pone el acento en algo que pocos parlamentarios se atreven a mencionar, la verdadera función o tarea de un diputado y un senador.

Qué dicen estos parlamentarios que se caracterizan por ser, de alguna manera, novatos en estas lides pero no por ello audaces y hasta innovadores en su manera de entender la política.

Un párrafo inicial y muy quemante: "la existencia de ‘proyectos concursables’ administrados por algunas personas de dudosa honradez, aumenta las probabilidades de que los recursos no lleguen al destino para el cual fueron asignados. No todos son santos y con vocación de servicio público y resguardo del interés general de los ciudadanos".

Luego agregan con especial certeza, refiriéndose a una ciudadanía que ha distorsionado la función pública confundiéndola con una necesidad de pedir favores a cambio de votos o apoyo electoral: "La posibilidad de tener éxito en la petición depende del concejal, alcalde, gobernador, diputado, senador o ministro. Como la mayoría de la gente ignora a quién acudir ante sus necesidades, termina con más frecuencia en los diputados o senadores, cuya función es muy diferente de este mercado clientelista".

Las verdades que estos parlamentarios plantean son más agudas y quemantes: "si nuestra democracia marchara correctamente, los parlamentarios debiéramos ser legisladores, fiscalizadores, servidores del interés general y, sobretodo, orientadores de la opinión pública. Para eso hemos sido elegidos y en eso consiste nuestro mandato".

El trabajo legislativo se hace, pero diputados y senadores nunca son juzgados por el electorado en ese su trabajo fundamental, generalmente obtienen más votos por la figuración en denuncias inconsistentes, en una suerte de juego de escandalillos que más les acercan a la farándula que a la política seria y consistente.

Luego advierten que; “Si la Concertación no sabe reinventarse constantemente, innovar en propuestas y contenidos, renovar las vocerías, en definitiva, si hacemos de la política una profesión, sin entender la transformación y el cambio como instrumentos de una nueva política, el ejercicio del poder se transforma en un ente vacío que solo sirve para satisfacer ambiciones personales en perjuicio de los principios fundacionales de esta coalición, vale decir, la justicia social, la democracia y la libertad".

Cuesta, a veces, encontrar un grupo de diputados, independiente de su signo político con una claridad de ideas frente a lo que es la “madre de todas las corrupciones” hacer favores a cambio de mantener un capital electoral que le garantice la permanencia en el cargo indefinidamente.

Llevado a escala esto ocurre en todas las áreas y, de manera especial, en el servicio público llevando a los excesos que hoy todos condenamos.

Los diputados Enríquez-Ominami, Sule, Alinco y Espinosa, concluyen en su documento: "ahora más que nunca se hace necesaria una reestructuración del sistema de gobierno que nos rige. Terminar con la excesiva concentración del poder que genera el sistema presidencialista y pasar a un régimen que otorgue a la función parlamentaria su verdadero sentido".

Las declaraciones de uno de los implicados en el caso Chiledeportes, que explicaba la lista de parlamentarios que contaban con asignaciones, “a priori” de recursos, indica esa práctica. El dinero se reservaba para aparecer como quienes obtenían, gracias a su gestión, recursos para su clientela electoral, práctica de la cual abusó hasta el delito la política en las últimas elecciones, la llamada, tan graciosamente, “hojarasca”.


2.12.06

Política e hipocresía


Durante semanas todos los medios de comunicación hemos estado dedicados al tema de Chiledeportes, a las facturas falsas y al ping pong de declaraciones de políticos al interior del conglomerado oficialista y con la oposición.

Al tratar de hacer una reflexión serena y objetiva, lo más probable, nos encontramos navegando en un mar proceloso, donde la política se mezcla con la hipocresía.

La corrupción para muchos es culpa del gobierno y se apunta con dedo certero a la anterior administración – 70 % de apoyo al término de su gestión – y el oportunismo político lo hace con el al actual gobierno. Nadie, sin embargo, de la clase política quiere entrar al meollo del asunto.

La estructura del estado requiere de una urgente modernización. Aunque para muchos políticos hablar de la empresa privada es como mostrarle una cruz a un vampiro, ya es tiempo que se adopten algunos aspectos de gestión y planificación que hacen a las empresas privadas exitosas.

Primero, sinceremos la necesidad de empleados. Todos sabemos que la estructura debe establecerse sobre la base de las tareas a cumplir, la eficiencia y la probidad con que ellas se ejecutan.

El Estado necesita más servidores públicos. Como siempre, en la hipocresía de no enfrentar una realidad, se reemplaza por empleados a honorarios que no tienen imposiciones, o seguridad social de ninguna naturaleza, menos derecho a vacaciones.

La oposición en una falta de realismo increíble no apoya un crecimiento del Estado, aunque igual ese crecimiento existe por la vía antes señalada. Sin embargo, el contratado a honorarios se presta para que su nombramiento surja de toda clase de presiones. Hay parlamentarios, senadores y diputados, que son verdaderas agencias de empleo público. Más que las competencias, interesa tener carné de un partido político de la Concertación.

El sistema implantado y que se mantiene ante la tozudez de la oposición, ha permitido el ingreso de “operadores” políticos, ahijados de algún parlamentario o de un alto dirigente.

Con este sistema ha crecido, una vez más, la corrupción y el aprovechamiento de los dineros del estado.

Un solo ejemplo de no más de 48 horas. El ministro de OO.PP. Eduardo Bitrán denunció el viernes a diez funcionarios de Vialidad de la IX Región, incluyendo los directores de Vialidad de Malleco y Cautín, comprobándose que se cancelaban obras, a empresas contratistas, que no se ejecutaban.

En el colmo del rapiñaje, se condenó por fraude al fisco al Director de Vialidad de Malleco, Hernán Rodríguez, por ofrecer dinero a un taller para aumentar la cotización de la reparación de un vehículo.

Tantas leyes que se anuncian y se promulgan y el robo en despoblado continúa.

Existe una mala selección de personal, especialmente de cargos donde prima el peso político más que el conocimiento y competencia.

De una vez por toda la clase política, gobierno y oposición, debería ponerse de acuerdo en consensuar una planta óptima para servir bien a la ciudadanía. De una vez por toda, acordar una forma independiente de seleccionar al funcionario público, en base a sus conocimientos y habilidades, y alejar de toda influencia a parlamentarios y dirigentes que se precipitan sobre las autoridades, para presionar en busca de colocar a sus favoritos.

Buena selección de personal, término a las contratas, planta óptima, sistemas de control de gestión, cese de la inamovilidad que permite que los malos empleados prevalezcan y los buenos terminen sumándose a la mediocridad, evitaría los bochornos que cada día debemos conocer.

Hagamos gestión por competencias en la administración pública. Capacitemos permanentemente a las personas que en ella trabajan y ya verán que las cosas cambian, pero ¿Cambiará la clase política para ponerse de acuerdo en soluciones tan sencillas?