27.5.06

Estudiantes secundarios


No puedo ocultar mi simpatía por el movimiento que han llevado adelante los estudiantes secundarios. Tengo dos razones para hacerlo, la primera; es que sus peticiones, con matices más o menos, son absolutamente racionales y justas, la segunda; porque fui dirigente estudiantil en las décadas del 50 y del 60, y también enfrentamos luchas muy justas donde el común denominador era mejorar la educación.

En 1960, fue el movimiento estudiantil, quien junto al Centro para el progreso de La Serena, que presidía Raúl Bitrán Nachary, el Alcalde de La Serena Jorge Martínez Castillo, el inmenso apoyo del Diario “El Día” y de uno de sus periodistas más recordados de esa época Luis Muñoz Leiva, y muchas otras personas y dirigentes anónimos, obtuvieron la creación del segundo Colegio Regional Universitario en el país, gracias al apoyo incondicional de esa gran educadora de la Universidad de Chile, que fuera doña Irma Salas.

En esta ocasión el movimiento de los estudiantes secundarios nace casi espontáneamente, y absolutamente ajeno a cualquiera manipulación política o interés partidario. Descoloca a los propios parlamentarios de todas las corrientes y al propio gobierno.

Minimizado en sus inicio, hace algunas semanas, y en algunas ocasiones desacreditado por la violencia generada por encapuchados y atentados absurdos, se centra finalmente en actitudes firmes, pero especialmente en dar razones claras que justifican sus demandas.

Su acción ha sido rápida y contundente, especialmente porque las peticiones puestas en conocimiento de toda la sociedad chilena, no pueden ser rebatidas.

Cinco son las peticiones centrales de los estudiantes. Muchas de cuales son de fácil resolución, especialmente la jornada escolar completa y arancel de inscripción para la Prueba de Selección Universitaria (PSU) a los jóvenes de los sectores de menos capacidad económica. Con aristas de mayor complejidad es lo relativo a gratuidad en la tarifa escolar en el transporte colectivo, porque involucra recursos cuantiosos.

Aunque para algunos es difícil abordar el tema de la Jornada Escolar Completa (JEC), porque involucra al ministerio, y a los colegios, para que hagan más efectiva y atractiva la jornada única que abarca de 8:00 a 16:30 horas.

El tema más complejo es modificar, la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza, LOCE, del 10 de marzo de 1990, que requiere un quórum parlamentario de 4/7 para su reforma, y un acuerdo con la derecha política.

Esta ley que garantiza la libertad de la enseñanza, debe poner más acento, también, en la calidad de la misma y en el derecho constitucional a la educación.

Los temores, que datan de la década del 70, es que los gobiernos de turno utilicen la educación como una herramienta de formación ideológica y proselitista. Sin embargo, el mundo se ha globalizado tanto, que resulta difícil que ese tipo de intervención tenga algún éxito. La buena voluntad, y el dialogo del gobierno y parlamento, podrían encontrar un camino de solución a este problema.

Curiosamente hace mucho tiempo que se viene hablando de hacer una reforma educacional, que sea el factor determinante que nos impulse a salir definitivamente del subdesarrollo.

Como lo ha dicho el Gobierno es hora de hacer una cirugía mayor. La iniciativa no ha nacido del mundo adulto sino que de los jóvenes que han levantado sus peticiones, con un gran sentido de madurez y oportunidad.

Saben que el mundo que tienen que enfrentar, en cuanto a competencias que se deben adquirir, es más exigente. Saben que el derecho a estudiar en una universidad no puede estar sujeto a si tiene más, o menos dinero, desperdiciándose tantos talentos, solo por el factor económico.

Es de esperar que las clases gobernantes, el mundo político, y los adultos en general, aprendan que una marcha, un grito en la calle, una protesta en el colegio, encierra también la demostración de la desesperanza de quienes buscan construir desde el presente, un futuro mejor.

Recordemos, ahora más que nunca, la frase de ese gran presidente que fue don Pedro Aguirre Cerda que en 1938 dijo “Gobernar es educar”.

22.5.06

El ciclo de Deming

Con toda seguridad el título que encabeza el presente comentario a muchos nada les diga, y sospecho que a los políticos, con honrosas excepciones, les ocurra lo mismo.

Cuando William E. Deming dio conocer en Japón sus teorías relativas al control estadístico de los procesos, como una forma de mejorar la calidad de los productos, además de conocer y satisfacer las expectativas de los clientes, enunció una metodología de gestión basada en la mejora continua, que ha sido conocida como el “ciclo de Deming”.

En Chile parece que el conocimiento de esta disciplina no ha calado lo suficiente, especialmente en la clase política y quienes ejercieron funciones ejecutivas en gobiernos pasados, naturalmente con las excepciones correspondientes, para no cometer el pecado de generalizar.

El ciclo de Deming enseña que se deben aplicar cuatro conceptos base para hacer las cosas bien y a la primera vez. 1° Planificar; 2° Hacer; 3° Verificar y 4° Actuar.

En nuestro país la planificación funciona en la mayoría de los casos, pero cuando se trata de hacer, muchas veces, lo planificado se transforma en una simple anécdota.

Se nos caen los puentes por diseños erróneos, se reparan mal por falta de control y fiscalizaciones oportunas y profesionales.

Durante 14 meses permanecen sin concluirse dos cárceles, una en Antofagasta y otra en Concepción, lo que por el solo hecho de estar detenidas las obras significa una perdida, con cargo al dinero de todos los chilenos. Es más, además, se deberá pagar una indemnización a los contratistas privados, que en el mejor de los casos supera los 37 millones de dólares.

Se entrega hace poco más de un año, con gran fanfarria, la pavimentación de la Alameda, en Santiago, decenas de millones de pesos se cancelan por el trabajo, que ahora resulta está mal hecho.

Un informe de la prestigiosa Universidad Católica señala que habría que hacer todo el trabajo de nuevo. Hoy solo se está parchando para que a la vuelta de algunos meses nuevamente se repita el problema. Allí se debería repavimentar todo de nuevo, según lo indica el informe del Dictuc.

Se nombra un embajador para que represente a nuestro país en Argelia. Cuando llega el beneplácito y debe asumir, las autoridades de la cancillería descubren que el nominado, un político socialista, tiene una orden de arraigo en un juicio por presunto fraude al fisco.

Planificamos, hacemos, pero los dos puntos restantes, del ciclo de Deming, no se consideran para nada. Verificar, no es otra cosa que revisar que lo planificado, al ejecutarlo, arroje los resultados esperados. Esa verificación viene siendo, hace muchos años, una carencia en la gestión del estado.

El cuarto punto dice “actúe”. Vale decir cuando se detecta algún defecto o error en la ejecución de lo planificado, se aplican las correcciones necesarias de manera oportuna.

Parece que esa parte de la lección en política y gestión de gobierno aún no se aprende.

Hace unos años se mal utilizaron en Choapa recursos destinados a generar empleo. El año pasado se repite exactamente la misma falta en la V Región. Verificar y actuar, el tercer y cuarto paso del ciclo de Deming, aún se ignora.

No es mucho lo que podemos esperar, cuando mientras en el senado se discute un proyecto tan importante como el de subcontratación, hay honorables que navegan por Internet sin preocuparse mayormente lo que se discute en la sala.

Pagamos sus sueldos, y el uso de Internet todos los chilenos.

Planificar, hacer, verificar y actuar, es letra muerta.

Es de esperar que con el nuevo Gobierno esta metodología se aplique, y los errores se corrijan. Si así no ocurre, seguiremos gastando dineros del erario nacional, como los 17 mil millones que se han ocupado, en los últimos seis años, en aspirar el polvo de Santiago, sin que sirva de nada.

Deming estará dándose algunas vueltas en su tumba.

13.5.06

¿PRESENTE O FUTURO?

¿Presente o futuro?
Alejandro Pino Uribe. Periodista / Analista político
Enfrentemos, de una vez por todas, un hecho concreto, ¿vivimos el presente o siempre seguiremos pensando en el futuro?

Desde que tengo uso de razón, he escuchado a los políticos de todas las ideologías, hablar de construir un futuro mejor.

Para los políticos el presente no parece existir. Acostumbrados a prometer, todo es para más adelante.

No podemos negar que el país ha crecido y se ha desarrollado de manera importante, pero cuando creemos que podemos alcanzar un estado de bienestar más permanente, nuevamente nos empujan a pensar que lo que queremos para hoy, hay que esperarlo mañana.

En las últimas protestas estudiantiles se piden algunas cosas tan sencillas, que probablemente le costarían al Estado, menos que el valor de todo lo destrozado por los vándalos el primero de mayo y en la semana subsiguiente. No cobrar por la PSU, ocupar el pase escolar en diferentes horarios y ojalá exento de pago, y otras mejoras en el ámbito escolar.

Chile vive un momento económico privilegiado, con casi 4 dólares la libra de cobre y con un excedente superior a los 10.000 millones de dólares. Pero nos dicen que hay que guardar para cuando vengan las vacas flacas.

Parece razonable no dilapidar y tener una capacidad de ahorro como país, es un argumento difícil de discutir. Pero cuando se trata de invertir en educación, como por ejemplo permitir un acceso a la enseñanza superior de aquellos jóvenes que provienen de familias de menos recursos, incluso de ingresos medios no superiores a $600.000 mensuales, se podría estudiar alguna iniciativa que liberará de pago por rendir una prueba cuyo derecho es exclusivo de una sola universidad.

Si analizamos que este estado ahorrativo, que podría solucionar muchas de estas demandas, sin que se produjeran protestas y sus daños consecuentes, dilapida el dinero de manera increíble, y no me voy a referir al puente Loncomilla, a los miles de millones derrochados en el plan de descontaminación de Santiago, denunciados por el propio Ministerio de Hacienda, si no que a lo último, el arreglo de la Alameda Bernardo O’Higgins de Santiago, cuando un ostentoso letrero se lucía en febrero de 2004 , en un balcón de la Intendencia de Santiago, con la palabra “CUMPLIMOS”.

¿Qué se cumplió? una obra mal ejecutada. Se terminó 30 días antes del plazo y costó la vida a cinco peatones. El entonces Intendente Trivelli celebró con vino y empanadas el termino del desafío vial urbano. Prometieron que la reparación duraría 15 años.

El pasado viernes un informe de la Dirección de Investigaciones Científicas de la Universidad Católica (DICTUC) señala, entre otras cosas, que los pavimentos de dos de los tramos mayores se han deteriorado en un 100%, y que los pavimentos continúan agrietándose. En definitiva se estima que, de alguna manera, se han malgastado tres mil setecientos millones de pesos.

Eso es presente. Ocurre hoy, y nuestros lectores pueden preguntarse ¿cuántas PSU para estudiantes de menos recursos se podrían pagar con un dinero mal utilizado, del cual nadie se hará responsable?

Dejar obras a medio construir, como grandes recintos penales, o inaugurar otras, que requieren de varias más, antes que se pueda obtener de ellas un pleno rendimiento, como el transantiago, o la justicia penal juvenil significan grandes pérdidas. Dineros que no se comparten con una sociedad que no quiere más promesas, que por décadas la clase política hace.

Es sabio y valiente lo que ha hecho el actual gobierno, de postergar una serie de iniciativas emblemáticas de la concertación. Bueno y transparente. Pero lo importante es que la palabra justicia social no siga ligada a un futuro, que no tiene fecha.

El país ha crecido, en un esfuerzo notable de todos los sectores, no se puede desconocer, pero los frutos de ese progreso, no pueden seguir siendo las promesas de futuro, si no que la realidad de un presente que todos los chilenos, sin excepción, podamos palpar, ahora.

6.5.06

¿Integración o desintegración?

Alejandro Pino Uribe. Periodista / Analista político

América vive momentos difíciles en su relaciones diplomáticas en la región, siendo nuestro país, por el momento, un oasis en cuanto a no tener conflictos mayores con nuestros vecinos con la excepción del más que centenario diferendo con Bolivia. Sin embargo los esfuerzos de la diplomacia Chilena ha permitido que las situaciones de mayor tensión, con Argentina el 78, y los esporádicos desencuentros con Bolivia y Perú no pasen a mayores.

Sin embargo no deja de llamar la atención que mientras en otras zonas, concretamente en Europa, se ha conseguido integrar las economías y tener una posición común frente a los mercados más competitivos y a posiciones políticas internacionales, en América el fenómeno es ir más por el camino de la desintegración que por el de la integración.

El sueño de una América unida se desvanece, en medio del caudillismo y el populismo de algunos gobernantes.

Veamos algunos ejemplos Perú sigue teniendo recelos de Ecuador y también con Chile. Hemos escuchado una gran cantidad de descalificaciones, especialmente motivadas por la última campaña presidencial en el país del norte.

Lo que se mencionó como “problema ambiental”, se transformó luego en un diferendo diplomático, entre Argentina y Uruguay, que derivó en una demanda ante el tribunal multilateral de La Haya y, desde el viernes, para el gobierno de Néstor Kirchner la disputa por la construcción de las dos fábricas de celulosa, en el país vecino, que se construyen en Fray Bentos es “una causa nacional”

Ante unas 30.000 personas, Kirchner, con la asistencia de 19 gobernadores, todo el gabinete, la cúpula de la CGT y varios “opositores amigos” le escucharon prometer que no abandonará el reclamo de quienes temen una contaminación masiva del río Uruguay si las plantas se construyen y comienzan a producir.

Por su parte en Brasil El Presidente Lula recibe fuertes críticas, especialmente de la oposición a su gobierno, luego de la cumbre en que participaron Bolivia, Brasil, Argentina y Venezuela representados por sus respectivos gobernantes, para analizar la decisión del Presidente Evo Morales de nacionalizar los hidrocarburos.

El mandatario brasileño, concluida la cumbre de Puerto Iguazú, declaró: "Bolivia tiene derecho a pedir un precio mayor para el gas y Petrobras a pedir un precio que sea justo para sus consumidores".

"Hay personas que creen que hay que ser duro para resolver el problema, creo que se resuelve mejor siendo cariñoso. Bolivia es un país pobre que necesita sustentarse del gas. Somos un país rico al lado de Bolivia. Bolivia necesita ayuda y no arrogancia".

En realidad Bolivia ha ejercido un derecho soberano como país. Su nacionalización no es una expropiación, pasa por establecer un nuevo trato con grandes empresas, privadas como la hispano Argentina Repsol, o estatales como la brasileña Petrobrás.

Pero la tensión derivada del aprovechamiento de los recursos energéticos no ha caminado por el camino de la integración y complementación, entre el país que produce y quiere un precio justo y los que tienen dinero y necesitan hidrocarburos y también buscan un precio justo.

Venezuela ha retirado su embajador de Perú, actitud que este último país también había adoptado, acusando al Presidente Hugo Chávez de inmiscuirse en sus asuntos internos.

Curiosamente la actitud del Presidente Toledo, le ha acarreado un súbito aumento de su popularidad que se ha empinado a un 37 %.

El dialogo constructivo no abunda en nuestro continente. Las diferencias del pasado renacen a cada paso y se nutren de mayor distanciamiento en cada palabra. La diplomacia chilena, ante los escenarios futuros, puede jugar un sólido papel de allanar cordura y procurar que la integración americana, no sea una palabra de buenos deseos, si no que una realidad que una esfuerzos, para lograr un desarrollo armónico y permanente para todos los países.